Inconfesable división priísta rumbo al 2018. La sombra del ‘dedazo presidencial’
La dirigencia nacional bajo sospecha y sin control de la asamblea
Por José Gil Olmos
De cara a la 22 asamblea nacional del PRI, que será encabezada por Enrique Peña Nieto, los militantes de ese partido se enfrentan a muchas dificultades al enfilarse a la designación de su candidato presidencial para 2018.
Aunque ya atajaron dificultades al decidir que no se quitará el candado de 10 años de militancia para ser candidato a legislador, edil o presidente de la República, la amenaza del “dedazo presidencial” y el suspenso que ocasiona el destape del elegido, para mediados de septiembre, tiene confrontados a los dirigentes del partido.
Hasta una semana antes de la realización del cónclave priista, en el que se espera la participación de 10 mil delegados, la dirigencia del partido a cargo de Enrique Ochoa Reza no tenía el control de la asamblea y estaba bajo la acusación de que se quiere imponer en la designación del candidato presidencial.
En el interior del partido corren versiones de que el expresidente Carlos Salinas de Gortari apoya las aspiraciones del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, a través de Otto Granados Roldán, subsecretario de Planeación, Evaluación y Coordinación en la SEP, quien fue el primer jefe de prensa del salinismo.
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Mientras que al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, se le atribuye el respaldo del equipo de Enrique Peña Nieto, aunque también se nombra al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al exrector de la UNAM y actual titular de la Secretaría de Salud, José Narro, como parte de una terna de aspirantes.
José Murat, presidente de la Fundación Colosio, sostiene que la asamblea nacional “no debe realizarse para definir un traje a la medida del futuro candidato priista”, sino que debe tener carácter deliberativo y dejar claro que hay “piso parejo” para todos los aspirantes a la candidatura presidencial.
El exgobernador oaxaqueño advierte que hay intentos de personas y grupos que buscan arrebatar la candidatura presidencial al PRI, pero asegura que “ya pasaron los tiempos de los ungidos y de la nomenclatura que todo lo decidía”.
Mientras que para el representante de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), Arturo Zamora –cercano al presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa–, ya pasó el tiempo del dedazo presidencial.
Ivonne Ortega, quien fue gobernadora de Yucatán y secretaria general del PRI, señala que, más que el dedazo presidencial, lo que la militancia está cuestionando son las decisiones cupulares que han llevado a que de los candidatos seleccionados en los últimos 24 procesos internos, ocho hayan perdido.
La yucateca admitió públicamente que aspira a la candidatura presidencial del PRI para 2018.
En tanto, Francisco Labastida Ochoa, quien fue candidato presidencial del PRI en 2000, señala que sería una mentira negar que el presidente de la República tendrá una influencia en las decisiones del partido, pero que, si se sigue la tradición de sus antecesores, Peña habrá de consultar con gente con experiencia sobre los perfiles de los precandidatos.
LOS ESTATUTOS
Durante semanas la discusión sobre la asamblea se ha centrado en posibles cambios al artículo 166 de los estatutos, que establece los requisitos para la postulación de candidatos.
En la dirigencia nacional hubo un anteproyecto en el que se eliminaban los candados de 10 años de militancia, para abrir la postulación presidencial a un simpatizante.
Ante la presión de diversos grupos y personajes, la Comisión Nacional de Dictamen a cargo de la secretaria general del PRI, Claudia Ruiz Massieu, elaboró un documento que propone mantener los candados y los requisitos para la postulación, con la idea de prevenir los problemas que plantearía lanzar a un candidato no priista para la Presidencia.
No obstante, aún existe la posibilidad técnica de aceptar a un candidato simpatizante siempre y cuando el PRI se adhiera
a una alianza con otro partido, el cual elija a un personaje que no sea priista. Pero eso sería inédito en el PRI.
Arturo Zamora señala que el partido no puede quedarse sólo en la discusión de los estatutos porque se quedaría como un partido de visión corta y lo que se busca es tener un programa para los próximos 30 años.
Entre las propuestas que se discutirán en la asamblea están establecer mecanismos para evitar candidatos con historias de corrupción o ligas con el narcotráfico; que los legisladores plurinominales que quieran repetir lo hagan por la vía uninominal y realicen su campaña; la desaparición del fuero desde el presidente municipal hasta el presidente de la República, y establecer la revocación de mandato para procesar a quien haya traicionado la confianza de los militantes y ciudadanos.
La asamblea tricolor a modo
>Ivonne Ortega insiste en que se cambien los estatutos y se abra la participación a simpatizantes y ciudadanos en el proceso de selección de candidatos.
> Ortega es la primera priista que difundió su aspiración a la candidatura presidencial.
> La exgobernadora también se ha reunido con el presidente Peña Nieto y le ha hablado de la necesidad de escuchar a la militancia para decidir el rumbo del PRI y elegir al mejor candidato para 2018.
> Advierte del peligro que la asamblea nacional sea de “maquillaje” si no se toman en cuenta las posiciones de la base, recogidas en las mesas previas.
> Además, sostiene que en realidad la participación de los 10 mil delegados se reducirá en una cúpula de 600, que verdaderamente toman las decisiones.