Iñarritu y DiCaprio rodaje infernal
El director y la estrella relatan los avatares de su primera película juntos, ‘The Revenant’
Nunca dos seres tan diferentes se parecieron tanto. Leonardo DiCaprio, y Alejandro González Iñárritu, parecen en este instante hermanos de diferente madre nacidos a ambos lados de la frontera que se han reencontrado en los estudios Lantana de posproducción, en Santa Mónica (California), para mostrar las primeras imágenes de The Revenant (El Renacido).
“Ya lamento destrozarte así la mañana”, añade con falso arrepentimiento al acabar la proyección de los diferentes clips de la que ya muchos están seguros será la nueva apuesta al Oscar del ganador del pasado año con Birdman y la que otros consideran la peor experiencia de sus carreras.
Para estos hermanos de armas es su lazo de unión. “No negaré que el rodaje fue largo y físicamente muy duro, pero The Revenant es la experiencia más vasta y profunda de mi vida”, afirma el realizador mexicano.
“Hubo momentos en los que el tiempo era tan duro que no teníamos ningún control. Nada que ver con trabajar en un estudio, eso te lo puedo asegurar. Sin embargo, es precisamente de eso de lo que nos habló Alejandro. Porque esta no es una historia de supervivencia o de venganza. Es la lucha interior de un hombre por encontrar su deseo de seguir viviendo una vez que lo ha perdido todo”, explica DiCaprio.
Es la misma explicación que da Iñárritu cuando expone su interés por una historia que ni los propios estadounidenses conocen: “No es un western porque el oeste ni existía. Ni tan siquiera buscaban oro. Estamos en 1823, un momento en el que convive en el territorio estadounidense una complicada amalgama de españoles, mexicanos que acaban de independizarse e indios, y donde las pieles son la moneda de cambio”.
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AMANTE
DE LOS RETOS
Su interés es más cercano de lo que todo lo anterior pudiera parecer, porque también es —como señala el director— el comienzo de una América que se quiere establecer como potencia comercial y donde el capitalismo como lo conocemos hoy en día se empieza a implantar en una sociedad que consume más de lo que necesita y donde la mayoría trabaja como esclavos incluso sin serlo. “Es un momento de injusticia”, agrega, antes de apostillar: “Un momento que sigue siendo relevante porque sorprendentemente no hemos mejorado tanto”.
Hablando un buen rato con Alejandro González Iñárritu se puede comprobar con facilidad que es un amante de los retos. De la odisea, como él la llama. Hasta dónde llega el ser humano con tal de sobrevivir. O hasta dónde puede llegar un cineasta en Hollywood.
“Deseo tener la mente abierta y jugar con los géneros, con las reglas”, dice el cineasta. Por eso quiso filmar en plano secuencia. Y estuvo de acuerdo con el director de fotografía Emmanuel Chivo Lubezki, a la hora de rodar con luz natural.
Las primeras imágenes de The Revenant parecen lo más alejado al fracaso, aunque también llegan rodeadas de las quejas de aquellos que se quedaron atrás en una producción que de 84.4 millones de euros pasó, según dicen, a un presupuesto de 120. Los que dejaron este infierno por su pie o los despedidos. Historias que hablan de hipotermia y sacrificios innecesarios y que han hecho que Iñárritu salga de su cueva de montaje, donde no le gusta ser distraído, para defenderse.
Y no hay mejor defensa que sus imágenes y la presencia de DiCaprio.