Huyen de la pobreza y la violencia en su país
Llegan a la frontera con intención de quedarse. Bandas criminales, bajos salarios y falta de alimentos, obligan a escapar a los centroamericanos
viviana.cervantes@elmanana.com
”Allá no hay oportunidades para salir adelante, el salario no nos alcanza para comer, por eso convencí a mi esposo y a mi hermano de salirnos de ahí”.* Anielka Lisbeth, migrante nicaragüense.
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A sus 19 años Juan José Díaz de origen salvadoreño sólo comía una vez al día, la crisis económica de su país no les daba para más a él, a sus hermanas y madre, por lo que decidió participar en la primera caravana de este año rumbo a Estados Unidos.
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Hace un mes y 12 días se despidió de ellas, ahora duerme en una colchoneta sobre el piso de un albergue en Reynosa.
Las amenazas de pandilleros no le permiten imaginar que volverá y en su travesía migratoria sus planes cambiaron, ya no busca ingresar a territorio estadounidense, quiere quedarse en México.
“No se cómo describir la vida allá, yo trabajaba de chef y mi rutina era levantarme a las 5 de la mañana todos los días, trabajar y hasta las 9 de la noche llegar a casa, a comer y así todos los días, pero en el camino a casa, iba con miedo de que me fueran a asaltar”.
En su colonia existían varias bandas criminales que lo amenazaban a él y a sus amigos, pese a no tener antecedentes penales y de estudiar el noveno grado de secundaria.
“Ha sido un viaje muy difícil porque estoy lejos de mi familia, me ha tocado enfrentar todo solo, hambre, frío, tristeza, todo por quererlas sacar adelante”. mencionó.
A su lado, está Edwin Alvarenga de 25 años, su paisano que atraviesa por lo mismo, él huyo tras recibir amenazas de muerte.
Entre la nostalgia de recordar a su familia, expresó.
• Yo ya no quiero ir a Estados Unidos, quiero quedarme en México, aquí puedo trabajar, yo sólo quiero enviar dinero a mi familia, no se si coman o no, ahora estoy preocupado porque me negaron la visa humanitaria
• ¿Te darán oportunidad de volver a tramitar la visa?
• En 15 días lo intentaré, sino en otros 15 días tengo que abandonar el país, volver a mi realidad.
Metros más adelante, está Anielka Lisbeth de 21 años originaria de Nicaragua, en sus brazos carga a su hijo de 10 años mientras lo alimenta.
“Allá no hay oportunidades para salir adelante, el salario no nos alcanza para comer, por eso convencí a mi esposo y a mi hermano de salirnos de ahí, de comenzar de cero, es muy arriesgado pero lo estamos intentando”.
Ellos cuentan con un permiso para permanecer en México hasta por un año para definir qué harán de sus vidas.
Han encontrado comida, y hospedaje.
“Este país porque nos abrió las puertas de una manera muy especial, nos han dado de comer, en ratos nos sentimos como en casa, yo veo compañeros que sufren porque vienen solos, soy afortunada de estar con mi familia”.
La madrugada del pasado viernes arribaron a Reynosa en un camión proveniente de Piedras Negras Coahuila, 26 hombres, 9 mujeres y 5 niños; en total 6 familias.
El Salvador es el país que lidera las listas de origen, seguido de Nicaragua, Honduras y Guatemala.
De este último punto es Ever de 12 años quien dejó de estudiar la primaria para seguir el sueño de su madre rumbo a Estados Unidos.
“Mi país no es feo, es muy bonito, tenemos turismo, pero los salarios no son suficientes, mi familia se quejaba de todo, de los gastos y recibos, por eso yo apoyo a mi mamá”.
Mientras esperan, han creado una pequeña comunidad donde las mujeres preparan los alimentos, los hombres reparan los objetos dañados y los niños se dedican a jugar, a pensar en un futuro donde no exista la violencia.
Advierten
11 son los que pueden buscar visa humanitaria.
29 carecen de visa de turistas y no podrán arreglar.
Una comunidad. Los migrantes centroamericanos buscan quedarse en México.