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Historia de la educación pública en Reynosa

Los primeros colonizadores de Camargo y Reynosa trajeron la educación básica formal a sus respectivos asentamientos durante la segunda parte del siglo XVIII

 -Primera parte-

Sello de la escuela de varones, Hidalgo. AHR.Historia de la educación pública en Reynosa

La siguiente es una reseña preliminar de la evolución del sistema educativo básico (primaria) en Reynosa desde sus albores hasta el inicio de la enseñanza federalizada.

En los albores de la enseñanza en Reynosa

La educación es un proceso institucionalizado sujeto a la normatividad de la cultura en que se vive durante un determinado tiempo y espacio.  En el caso de las etnias nativas del bajo río Bravo, aunque eran pueblos totalmente ágrafos que no educaban a sus hijos en escuelas, no les faltaban procedimientos educativos para su desarrollo adaptivo como sociedades de cazadores y recolectores. Los primeros colonizadores de Camargo y Reynosa trajeron la educación básica formal a sus respectivos asentamientos durante la segunda parte del siglo XVIII. A través del tiempo ésta se consideró derecho de todos y deber del Estado, un instrumento para vencer la ignorancia y transformar ciudadanos responsables.

Algunos de los primeros colonos al asentarse en la primera villa de Reynosa contaban con educación básica. En la copia certificada de la segunda parte de los Autos de la General Visita, de las 64 personas a quienes se les repartieron las primeras tierras en Reynosa en 1767-1768, solo 19 sabían firmar, mientras que las otras 45 personas eran totalmente iletradas; de este pequeño grupo de propietarios se puede especular que entre el 23.7 y el 29.7% escribían o dibujaban sus rúbricas. Esta información nos da una aproximación del grupo educado de la época.

Según los documentos coloniales existentes en el Archivo Histórico de Reynosa (AHR), desde tiempos del 47º virrey de la Nueva España, Martín de Mayorga y Ferrer, el gobernador del Nuevo Santander Diego de Lasaga ordenó en 1782 a las justicias mayores de las villas del Nuevo Santander establecer las primeras escuelas donde se enseñaría la doctrina cristiana, lectura y escritura. 

Multas y los religiosos

En esa época era de vital importancia que el cura de la villa evidenciara la capacidad educadora y moral del maestro. La administración quedaba en manos de las mismas autoridades locales para recaudar fondos y obligar a los padres de familia a enviar a sus hijos a la escuela, imponiéndoles multas si no obedecían.

El mismo teniente y justicia mayor de la villa, Juan Antonio Ballí, cuatro años después, en 1786, ordenó a los padres de familia que mandaran a sus hijos con el maestro Antonio Margil de Cano, amedrentándolos con una multa de $6.00 pesos e incluso prisión de no hacerlo. Existen datos en el expediente del Santo Oficio de 1797, levantado post mortem contra Ballí, dueño de la porción trece donde se encuentra actualmente el primer cuadro urbano de la ciudad de Reynosa, que relatan cómo de niño había recibido su educación de un cura en el Nuevo Reino de León. La injerencia de la Iglesia en la educación pública se desvaneció poco a poco con el paso del tiempo hacia el artículo 3º de la Constitución de 1857.

Consta en documentos del Archivo Histórico de Reynosa, que los fondos monetarios para la enseñanza de primeras letras, como se le conocía a la instrucción pública, provenían de los mismos pobladores de la villa y eran recabados por el medio cabildo colonial. En plena Independencia, la Constitución de Cádiz de 1812 devolvió el poder a los cabildos de los pueblos hispanoamericanos e institucionalizó la educación de tres años a través del tomo IX y su artículo 366. Sobre este tema un listado del año 1815 menciona a los 35 vecinos, incluyendo al alcalde Julián Chapa y el cura de la villa, el bachiller Juan José Cárdenas, que habían aportado un total de $219 pesos para la manutención por un año del maestro de la escuela. 

A trece años del traslado de la villa desde su antiguo asentamiento río arriba a la Loma de San Antonio y a cinco años del levantamiento insurgente, los vecinos de Reynosa celebraron esta junta para la educación en las primitivas casas reales, construcciones de tipo jacal. Éstas serían remplazadas por edificaciones de cal y canto que fueron ampliadas y remodeladas con ladrillos de barro cocidos en las décadas que siguieron. El bachiller Cárdenas intentaba erigir el templo formal de cal y canto de Nuestra Señora de Guadalupe desde hacía cinco años. La construcción fue concluida dos décadas más tarde, substituyendo a los jacales y casas que habían servido de templo. 

El preceptor de niños y la escuela

Entre las tareas de la corporación estaba también contratar al preceptor de niños, como se le conocía al maestro, así como rentar o construir edificaciones para la escuela, a la cual se le administraba con el mantenimiento, libros y útiles. Según documentos que se encuentran en el Archivo Municipal para 1827, la educación se basaba en el aprendizaje de lectura, escritura y aritmética.  El avance de los alumnos en la primera categoría se fundaba en la capacidad de lectura en cartilla, catón o libro. Cada viernes se les instruía en la lectura de la Constitución del Estado. 

Durante el período de primavera-verano de ese mismo año, el maestro Juan José Prado reportaba una drástica variante en la asistencia mensual de entre 42 a 72 pupilos. Los preceptores de niños medían a los alumnos también en la capacidad de hacer cuentas, como lo demuestran los documentos de los profesores Simón García (1838), Manuel Guijas (1838) o del profesor Pedro Barredia (1838). El segundo daba instrucción ese año a 33 niños en la antigua Reynosa, (actual Reynosa Díaz) mientras que el tercero educaba 46 en la nueva villa. Tradicionalmente el Archivo Municipal guardaba planillas hechas por pupilos donde se mostraba el avance de sus estudios. De éstos solo se han encontrado algunos de los años 1749 y 1869.

El cabildo también estaba encargado de la administración de la educación en las comunidades pertenecientes a la jurisdicción de Reynosa. San Miguel de las Cuevas (actual Ciudad Díaz Ordaz) ya contaba con maestro para 1842, mientras que la Mesa (comunidad cercana al actual Nuevo Progreso) solicitó a su primer maestro, Nabor Rodríguez en 1843.   En 1844 el preceptor de la antigua villa de Reynosa instruía a 41 niños varones. A mediados del siglo XIX, la edad de los alumnos para la instrucción primaria oscilaba entre los 7 y 14 años. El inventario en la escuela incluía compendios de ortografía, catecismos de tablas de aritmética, seminario en verso, pizarras y pizarrines. 

En los inventarios del ayuntamiento de los años 1840 se menciona el jacal que se encontraba dentro del terreno de la casa consistorial utilizado como la primera escuela de Reynosa; éste estaba cercado por sillares de caliche. A principios del año 1849, el preceptor de niños Nabor Rodríguez recibió la asistencia de los jóvenes reynosenses Amado Cavazos y Servando Domínguez en la escuela de la villa. Según el de 1860, la población total de la jurisdicción de Reynosa llegaba a 5020 habitantes, de los cuales 195 eran estudiantes de primeras letras que asistían a cuatro escuelas: dos para 100 varones y dos para 95 niñas, ambas particulares. 

Para 1861, el municipio recaudaba para la educación básica entre cinco y quince pesos en las comunidades de San Miguel de las Cuevas, Antigua Reynosa, Mesa, Rosario y Charco Escondido, además de cobrar un peso a más de una docena de los dueños de ranchos dentro de la jurisdicción de Reynosa. Para esta misma causa se cobraba un peso a 30 propietarios con las mejores edificaciones en la villa. Estos cobros se contabilizaban separados de la mensualidad que pagaban los padres de los alumnos. En una próxima nota narraremos como lo gobiernos del estado de Tamaulipas se involucró en la educación de los alumnos.

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Portada de la Constitución de Tamaulipas de 1825, la cuál era leída por los alumnos de las escuelas de Reynosa, durante la primera parte del siglo XIX.

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Los alumnos aprendían a escribir en pizarras con pizarrines en el siglo XIX.



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