Generan doctores sonrisas y ánimo. Recorren asilos, albergues y hospitales
Su misión es aligerar sus males con alegría
Generar sonrisas, ánimo, alegría y una visión diferente de enfrentar las enfermedades, problemas y la misma vida diaria, es una de las misiones de esos hombres y mujeres ataviados con batas blancas, narices rojas, largas pestañas, grandes moños, lentes y zapatos multicolores, llamados Doctores de la Alegría.
Los doctores de la Alegría, es una organización compuesta por más de 30 personas, entre hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que buscan ayudar a las personas que se encuentran en situaciones vulnerables por diversas causas.
Uno de los coordinadores del grupo local, José Luis Andrade, quien es mejor conocido como el doctor “Bailongo” refiere que desde hace poco más de cinco años surgió la idea de tratar de dar un momento de alegría y distracción a las personas, tanto niños como adultos, que están enfermos o con algún otro problema y fue así como nacieron en Reynosa los Doctores de la Alegría.
Destacó que su misión es poder mejorar, aunque sea por un momento, la vida de aquellas personas que se encuentran vulnerables y por ello ataviados con sus batas blancas y narices rojas acuden con frecuencia a visitar enfermos en los hospitales locales.
Dijo que sus recorridos incluyen asilos, casas hogar, albergues para migrantes y colonias vulnerables de la localidad en donde a través de actividades, canciones, risas y abrazos motivan a las personas que están pasando por algún problema o enfermedad.
“Se tiene el concepto de que solo los niños necesitan de esa naricita roja y de esa bata blanca para cambiar su mundo, pero no es así, los adultos también necesitan de sonrisas y abrazos” expreso.
El doctor "Bailongo" asegura que cada una de las personas que conforman la asociación tiene algo que dar a las demás personas como una sonrisa, un abrazo, una palabra de aliento o simplemente un gesto de alegría, con el que buscan transmitir un momento de paz y tranquilidad.
“Queremos pintar un Reynosa lleno de fe, amor y esperanza, tenemos esas ganas de ver sonreír a la comunidad en general pero especialmente a quien se encuentra vulnerable” dijo.
Por ello, es común encontrarse entre los pasillos de algunos hospitales, casas hogar, asilos, albergues e incluso en centros comerciales o en la calle, a esos personajes con batas blancas y narices rojas deseosos de repartir abrazos, besos y sonrisas a la comunidad en general pero especialmente a quien lo necesita sin importar su edad, condición social o sexo.
“Es ahí donde nosotros entramos y les decimos, aquí estoy, déjame darte un abrazo, un beso, una sonrisa, es donde tratamos de llenar ese mundo oscuro de luz y alegría, que es posible sonreír a pesar de los problemas que se enfrenten” concluyó.
