Beisbol y fe

La visión que Jaime García tiene de la vida no se reduce únicamente al diamante de beisbol –un terreno de césped artificial delimitado por dos líneas blancas de faul. Se extiende a la necesidad de tomar acción para mejorar las condiciones de su pueblo natal en México, azolado por la pobreza; financiar y construir casas, matricular a los niños en las escuelas y compartir tiempo con los jugadores de las pequeñas ligas en el campo donde una vez soñó con llegar a ser pelotero de las Grandes Ligas.