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Ex Primer Ministro paquistaní es arrestado por corrupción

El empresario Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán-N (PML-N), ganó tres elecciones generales, juró otras tantas el cargo como Primer Ministro y en dos de ellas acabó en prisión, la última hoy por un caso de corrupción.

Ex Primer Ministro paquistaní es arrestado por corrupción

Sharif, de 68 años, fue detenido tras ser sentenciado hace una semana a diez años de cárcel por no aportar documentos que aclaren la propiedad de unos pisos de lujo en Londres comprados entre 1993 y 1996 a través de dos compañías inscritas en paraísos fiscales, una causa puesta en marcha por los llamados Papeles de Panamá.

Su arresto se produce en medio de una crisis de violencia en Pakistán, donde este mismo día un atentado suicida dejó 128 muertos y 120 heridos durante un mitin electoral.

También llega casi un año después de que, en una polémica sentencia, fuese inhabilitado cuando era Primer Ministro por el Tribunal Supremo por no informar de un sueldo que ya no recibía de una empresa de un hijo en el extranjero.

Sharif ha acusado a los poderes establecidos, término con el que en Pakistán se hace referencia al Ejército, de estar detrás de sus problemas judiciales porque su Gobierno acusó de traición ante los tribunales al ex dictador militar Pervez Musharraf.

Se trata de la segunda ocasión en la que el político acaba en la cárcel, después de su condena a cadena perpetua en 1999 por tratar de secuestrar el avión de Musharraf, aunque solo cumplió catorce meses de prisión y se le permitió exiliarse del país.

En el aire queda ahora el futuro de la dinastía Sharif, con su hija Maryam también condenada a siete años por el caso de los pisos en Londres y sus otros dos hijos, Hasan y Husain, declarados prófugos por no presentarse ante el tribunal.

De momento, su hermano Shahbaz Sharif, ex jefe de la provincia del Punyab, ha sido elegido para liderar la PML-N.

Nacido el 25 de diciembre de 1949 en una acomodada familia de industriales en Lahore (este), Mohamed Nawaz Sharif fue nombrado ministro de Finanzas de la provincia del Punyab en 1981 por el dictador militar Zia ul Haq, quien gobernó el país entre 1977 y 1988.

Cuatro años después fue nombrado jefe de esa provincia y se convirtió en primer ministro tras ganar las elecciones de 1990 y 1997, alternándose dos veces en el poder con Benazir Bhuto, asesinada en 2007, en la llamada década democrática.

En 2013 ganó de nuevo los comicios en la primera transición democrática entre dos gobiernos elegidos en las urnas, tras los cuatro golpes de Estado militares desde 1947.

Su primer mandato, entre noviembre de 1990 y julio de 1993, acabó con la disolución del Gobierno por el entonces presidente del país, Ghulam Ishaq Khan, lo que llevó a unas elecciones en las que venció Bhuto.

La primera mujer en ser Primera Ministra en un país musulmán tampoco acabó su mandato y Sharif se impuso de nuevo en los comicios de 1997.

Ese Gobierno se extendió entre febrero de 1997 y octubre de 1999 y acabó con el golpe de Estado protagonizado por el entonces jefe del Ejército, Pervez Musharraf.

El 28 de mayo de 1998, Sharif efectuó unas pruebas nucleares en respuesta a unos ensayos de la India realizados dos semanas antes: había nacido la primera bomba atómica islámica.

También dirigió el país durante el conflicto de Kargil de 1999, cuando el Ejército paquistaní atacó a la vecina India y ambos Estados nucleares estuvieron al borde de una guerra en la disputada región de Cachemira.

Ante la presión de la comunidad internacional, Sharif se desentendió de las operaciones de sus Fuerzas Armadas y culpó a Musharraf.

El ex Primer Ministro trató de destituirlo sin éxito aprovechando un viaje al exterior del militar, quien encabezó a su vuelta un golpe militar que le depuso.

Sharif pasó catorce meses en prisión por intento de secuestro del avión en el que viajaba Musharraf y condenado a cadena perpetua.

Pero fue puesto en libertad por el dictador militar con la promesa de exiliarse, lo que le llevó a Arabia Saudí.

Volvió en 2007 a Pakistán, cuando un tribunal sentenció que tenía el derecho inalienable de vivir en su país.

Tras no presentarse a las elecciones de 2008, su regreso político tuvo lugar en 2013, cuando obtuvo su mejor resultado en las urnas al hacerse con 189 de los 342 escaños del Parlamento, con una campaña centrada en la economía y la promesa de resolver los problemas energéticos del país.

Considerado por algunos analistas un islamista moderado, ha atraído parte del voto religioso, pero su gran baza ha sido su faceta de político pragmático con capacidad para enfrentarse a la crítica situación de las finanzas en el país asiático.




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