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Astro e ícono cultural

Fue, además, el estadista extraoficial de Brasil, un papel que desempeñó desde los 17 años

Sao Paolo 

Cartel que muestra al brasileño Pelé y al argentino Diego Maradona en Sao Paulo.Astro e ícono cultural

 Pelé será famoso por 15 siglos, así se lo dijo Andy Warhol al astro del fútbol. La expresión fue un giro de una frase ampliamente atribuida al artista estadounidense, la cual sentencia que “en el futuro todos tendrán sus 15 minutos de fama”.

Warhol retrató al astro del fútbol en 1977, y Pelé se enorgulleció de llevar sobre las espaldas su fama deportiva durante décadas de reconocimiento global.

Para la mayoría de los brasileños, Pelé fue un fenómeno cultural y social. Fue el estadista extraoficial del país, un papel que desempeñó desde los 17 años. Habitualmente se mostró discreto a la hora de adoptar posturas políticas.

Nacido en una familia pobre de una pequeña localidad en el sureste de Brasil, el primer futbolista millonario de la nación sudamericana apareció en comerciales de gasolina, dentífrico, licor de caña, bicicletas, gaseosas, zapatillas de fútbol y Viagra, entre otros productos.

Pelé siempre conoció su lugar”, dijo su exasistente Pepito Fornos. “Así fuera en una reunión con la reina Isabel, el papa Juan Pablo II, Bono Vox o un niño al que había conocido recién en la calle, todo mundo lo reverenciaba. Era el mismo chico de un pueblo, pero cuando compartía la mesa con la gente, se convertía rápidamente en el centro de atención.

Edson Arantes do Nascimento, conocido mundialmente como Pelé, falleció el jueves en un hospital de Sao Paulo. Durante su carrera y después de ésta caminó por una delgada línea entre su fama y la toma de posturas sobre problemas sociales.

Fundó una organización caritativa con su nombre, dedicada a ayudar a los niños. Fue nombrado embajador de la buena voluntad de Naciones Unidas, pero no destinó mucho tiempo al activismo para alguna causa en particular

El primer héroe nacional negro de Brasil, en la era moderna, rara vez habló del racismo en un país donde los ricos y poderosos tienden a pertenecer a la minoría blanca.

Pelé sufrió, en tanto, expresiones racistas. Aficionados rivales emitieron sonidos semejantes a los de un mono en distintos lugares del mundo donde jugó.

“Él dijo que jamás habría jugado si hubiera tenido que parar cada vez que escuchaba esos cánticos”, dijo Angelica Basthi, una biógrafa de Pelé. “Él ha sido clave para el orgullo de la gente negra en Brasil, pero jamás quiso ser un abanderado”.

La dictadura militar en el país (1964-1985) torturó y mató a numerosos opositores. Pelé posó para fotos con líderes del gobierno y dijo que sabían lo que era mejor para el país.

En 1969, cuando Pelé consiguió su gol número 1.000 —de acuerdo con su propia cuenta—, suplicó a las autoridades brindar atención a los niños de escasos recursos, sin asignar culpas por sus problemas.

El exjugador dijo en un documental de 2021 que fue presionado por el presidente Emilio Medici para jugar el Mundial de 1970. Lo hizo pese a que había manifestado su deseo de dejar la selección nacional tras la mala actuación en Inglaterra 1966.

Aun así, el crack maravilló al mundo por última vez en el torneo más importante. El tercer título mundial para Brasil y Pelé llegó mientras Medici torturaba a los disidentes, había cerrado el Congreso y había colocado una mordaza a la corte principal de la nación

Pelé y todos los demás seleccionados brasileños recibieron un Volkswagen de un aliado del dictador, a su llegada desde México. Ninguno de los futbolistas rechazó el obsequio, pero Pelé fue el más criticado, por su condición de héroe deportivo nacional.

“En ese momento yo no quería ser Pelé”, aseguró. “Sabíamos muchas cosas que estaban ocurriendo en el país”.

Pelé se retiró de la selección nacional en 1971. Tres años después dejó Santos, el club en el que militó desde niño, y se mudó a Estados Unidos para jugar con el Cosmos de Nueva York, atraído por el entonces secretario de Estado Henry Kissinger

Durante esos días, habló de amor, cuidado a la niñez y la necesidad de poner fin a la guerra.

El brasileño finalizó su carrera profesional en 1977 y volvió poco después a su país, donde la democracia se estaba restituyendo.

La relación de seis años entre Pelé y la popular conductora de TV Xuxa Meneghel constituyó otro capítulo de su fama luego del fútbol a comienzos de la década de 1980.

Ella tenía 17 años cuando comenzó a salir con él. Por lo tanto, estaba a un año de cumplir la mayoría de edad, según la ley brasileña.

El exfutbolista, 20 años mayor que Meneghel, tuvo que pedir permiso al padre de ella para cortejarla.

Pelé se volvió más extrovertido sobre temas políticos tras su retiro. Criticó a Ricardo Teixeira, entonces jefe de la Confederación Brasileña de Fútbol y yerno del entonces presidente de la FIFA João Havelange (1916-2016). Se le vetó del sorteo para el Mundial de 1994, si bien asistió como comentarista de TV Globo.

En 1995, Pelé fue nombrado ministro del deporte en la administración centro-derechista del presidente Fernando Henrique Cardoso, pero pasó siete años en el cargo, sin figurar mucho en actos públicos.

Durante décadas, los saludos y reuniones de Pelé a distintos líderes mundiales redituaron buenos resultados para él y sus aliados. Fue una de las figuras cruciales para que Río de Janeiro consiguiera la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.

En aquella época, volvió a ocupar un gran escenario en la reunión del Comité Olímpico Internacional de 2009. Su viejo enemigo Havelange se alió entonces con él

“Todos venían a ver a Pelé, y luego los demás tenían la oportunidad de hablar con él también”, relató el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en una entrevista después de la victoria de Río sobre Chicago, Tokio y Madrid. “Y, ¿cómo culpar a los delegados? Yo habría querido lo mismo”.

Pelé tuvo luego problemas de movilidad que atribuyó a una cirugía fallida de cadera. Hizo su última aparición pública relevante en el Mundial de 2018 en Rusia, al que acudió en silla de ruedas.

El argentino Diego Maradona, considerado por muchos su adversario principal por el cetro extraoficial del mejor futbolista de la historia, le besó la cabeza frente a las cámaras. El presidente ruso Vladimir Putin, quien este año recibió una carta en que Pelé le pedía poner fin a la invasión a Ucrania, lo ayudó a desplazarse.

“Hace años, me prometí que, en la medida en que pudiera, siempre alzaría la voz en favor de la paz”, dijo Pelé en la misiva fechada el 1 de junio.

 

 



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