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El día después... Miedo y heroísmo en la ‘zona cero’

Dramáticas tareas para rescatar a niños de escuela derrumbada; suman 239 muertos por el sismo; 108 en CDMX

El día después... Miedo y heroísmo en la ‘zona cero’

En este escenario, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, informó anoche que la cifra de muertos en la capital a causa del sismo de 7.1 grados registrado la tarde del 19 de septiembre subió a 108, con lo que el total de defunciones en el país alcanzó el número de 239.

Esta nueva cifra se suma a lo que reportó la Coordinación Nacional de Protección Civil quien detalló que 69 personas fallecieron en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México; cinco en Guerrero y uno en Oaxaca, cifras que se encuentran en constante modificación, pues aún se realizan rescates y remoción de escombros.

Las dependencias de salud de los estados referidos reportan que, conforme al último corte de información, se brinda atención médica y prehospitalaria a mil 372 personas lesionadas.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) da a conocer que 4.84 millones de personas sufrieron afectaciones en su servicio eléctrico, de las cuales el 92 por ciento (4.32 millones de personas) ya cuentan con el servicio restablecido.

SIGNOS DE VIDA

El drama para rescatar con vida a la niña identificada como Frida Sofía en el colegio colapsado se concentraba en la llamada ‘‘zona cero’’ donde se transmitía en directo por las televisoras locales y se asemejaba a lo que se vivía en otras partes de la capital mexicana.

Por la noche, Héctor Méndez, uno de los líderes de los rescatistas conocidos como Topos, dijo que las labores se habían prolongado en la escuela “por el grado de dificultad, el tipo de herramientas y conocimientos técnicos que tienen para remover escombros y estructuras y tratar de preservar la integridad de los niños”.

Rescatistas con cascos divisaron a la niña y le gritaron que moviera una mano si los escuchaba. Así lo hizo por lo que enviaron a un perro a confirmar que estaba viva. Horas después seguía el trabajo para tratar de liberarla y las cámaras se mantenían pegadas a la escena.

Mientras tanto, en la colonia Obrera, también continuaban las labores de rescate en una fábrica textil derribada por el temblor del martes.

“Hay sonidos pero no sabemos si es de dentro o eco de los escombros”, dijo Alejandro Herrera, rescatista de la Secretaría de Gobernación cuando se le preguntó si aún había gente viva bajo los escombros. Hasta el momento habían recuperado tres cuerpos y a pesar de la oscuridad y la lluvia había dos grúas trabajando para retirar trozos de pared del lugar.

Por la mañana y por la tarde, en diversos puntos de la ciudad se observaban bomberos, policías, soldados y civiles con martillos y palas en las manos tratando de retirar los restos de los derrumbes y rescatar a tantas víctimas como fuera posible.

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A SALVO. Un hombre es rescatado en La Condesa.

CRÓNICA

24 horas de muerte y esperanza

>Fueron 24 horas de terror y muerte, de esperanza y heroísmo en México.

>Lo que parecía un sutil balanceo la tarde del martes rápidamente escaló en una danza violenta y nauseabunda mientras un sismo de 7.1 grados agrietó y desmoronó edificios vulnerables tanto viejos como nuevos.

>Miles de personas salieron corriendo de sus hogares y oficinas a lo largo del centro de México, algunas veces observando edificios colapsarse tan pronto como salieron de ellos y dejaban una erupción de polvo y escombros.

>Cientos se quedaron atrapados después del temblor más letal de las últimas tres décadas.

>Los sobrevivientes pronto se unieron para trepar sobre las ruinas de edificios e hicieron equipo con rescatistas profesionales para tratar de salvar amigos, vecinos y extraños. Filas serpenteantes comenzaron a formarse mientras la gente pasaba escombros de una mano a otra desde los edificios y movía víveres en dirección opuesta a otros rescatistas. >Aclamaciones y cantos de victoria se escuchaban cuando se encontraban sobrevivientes.

>Docenas de personas fueron rescatadas, con frecuencia cubiertas de polvo y en shock, a veces heridas. Sin embargo, más de 200 murieron bajo el derrumbe de grandes edificios en Ciudad de México, así como en hogares rurales y una iglesia cerca del epicentro, en el estado de Puebla.

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