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El robo en el Texas Club Bar

Cuando le pusieron a la vista los 19 nicles americanos que le recogieron, le preguntaron si eran de él. Expresó que estas monedas las había ganado en esa noche en una de las máquinas de juego que se encontraba en la cantina el Club Tampico

Antropólogo Martín Salinas Rivera Cronista Municipal de Reynosa

El Texas Club Bar ya se encontraba en la esquina de las calles Juárez y Morelos, a finales de los años 1920.El robo en el Texas Club Bar

Un poco antes de las ocho de la mañana del día 29 de mayo de 1931, el Sr. Pedro Mátar y Mátar pasaba casualmente caminando en la esquina de las calles Juárez y Morelos al sureste de la Plaza Hidalgo de Reynosa, donde se encontraba en esos años el Texas Club Bar del Sr. Magdaleno Sosa. Uno de los dependientes del lugar le suplicó fuera a dar parte a la Comandancia de la Policía sobre un robo en dicha cantina. El gendarme municipal Alfredo Isassi informó el hecho casi de inmediato al síndico municipal, Manuel A. de la Viña, quién tenía a su cargo la Agencia del Ministerio Público.

Horas después, de la Viña constituyó al personal de la Agencia para practicar las diligencias en el lugar de los hechos, en el Texas Club Bar. En la averiguación, que se encuentra en la Sección de Juzgados del Archivo Municipal de Reynosa sobre el robo, el sitio es mencionado simplemente como una cantina.

El edificio que existió en la esquina al noreste de la intersección de las calles Juárez y Morelos fue conocido como Casa Chapeña, donde vivió el hermano del apreciado alcalde de Reynosa, Juan B. Chapa, durante la última parte del siglo XIX. En ese mismo lugar, el famoso comerciante de origen sirio-libanés, Antonio Nassar, tuvo su segundo negocio después que llegó a Reynosa, en plena revolución mexicana. Más tarde en plena “Ley Seca” en los Estados Unidos, Magdaleno Sosa administró en esa edificación, el “Texas Club Bar”.

Nos cuenta Jorge “El Yorgo” Orfanós Faraklas que su familia vivió en ese edificio, mientras que su hermano Nicolás “Nik” Orfanós dirigió el primer Restaurant Bar Meca, durante el auge del turismo de los años 1940 en Reynosa. Posteriormente fue utilizado por el restaurant Rancho Grande. Por ese entonces el propietario del predio era don Álvaro González. El edificio del siglo XIX fue comprado por los empresarios de Nuevo Laredo liderados por don Octaviano “Chito” Longoria, quiénes derruyeron el edificio para dar paso al moderno Cine Rex. En este predio existe actualmente la tienda Coppel Juárez.

El Robo

Para las diligencias sobre el robo en la cantina se designaron a los señores Emilio Pérez Ruiz y a Andrés F. Vargas como peritos. Los dos, juntos con el Agente del Ministerio Público, reconocieron que el autor o autores del delito habían entrado a efectuar la sustracción por la puerta que daba hacia la calle Juárez, frente a la plaza Hidalgo.

Observaron que la armella de la puerta se encontraba torcida o zafada en uno de los extremos, por lo que el arpón se encontraba salido, dejando el candado completamente suelto. Concluyeron que se había utilizado un fierro para hacer fuerza en la armella, consiguiendo forzar la cerradura y abrir la puerta. Las máquinas de juegos, conocidas como tostoneras o de pesetas, que se encontraban en una mesa fueron sacadas o arrastradas al salón de baile que quedaba en la parte posterior del edificio, hacia el oriente. 

Ahí, quebraron una de las máquinas de pesetas, substrayéndole alrededor de $15.00 dólares. El propietario, Magdaleno Sosa, señaló que detrás de las botellas en el aparador de la cantina tenía $8.00 dólares escondidos, los cuáles faltaban. Explicó que los dependientes Francisco González, alias el “Prisco” y Faino González, dependientes del lugar, sabían de ese escondite donde guardaban algunas veces el dinero de la cantina. 

El agente mencionó que encontró un hacha de mano en el lugar donde dejaron las máquinas de juego. Esta hacha tenía varios “taladrazos” en el ojo del lado derecho. Las máquinas fueron abandonadas cerca de la puerta que daba al salón de baile, por donde suponía que los autores del robo habían huido. Aparentemente había salido por el zaguán del patio que daba a la calle Morelos. Pues habían quitado la tranca del zaguán que lo aseguraba por dentro, dejándolo abierto.

Suponían que el hecho se había cometido en las horas de la madrugada, debido a que las huellas de los perpetradores habían sido borradas por el pisoteo de las aves de corral que se encontraban en dicho patio.

La declaración de Magdaleno Sosa

El dueño de la cantina, don Magdaleno Sosa, era un comerciante de 37 años de edad, originario de los Villarreales en la jurisdicción de Camargo. Para entonces estaba casado y vivía en Reynosa. Declaró que su hermano Anastasio muy de mañana fue abrir la cantina, encontrando que la puerta de la calle estaba abierta, encontrando la cerradura o candado roto.

Él llegó detrás de su hermano a su negocio, dándose cuenta de lo ocurrido, encontrando que las máquinas nicleras del despacho de la cantina habían sido cambiadas o movidas con todo y mesa hacia la puerta del patio del salón de baile. Notó que la máquina de las pesetas americanas estaba quebrada y que le habían sacado todo su contenido, el cuál calculaba tenía un valor de $15.00 dólares. En el aparador de la cantina guardaba detrás de las botellas paquetitos de nicles de a dos dólares. De estos faltaron un total de $8.00 dólares. Notó que los perpetradores, después de consumir el delito, salieron por el patio al zaguán que daba a la calle Morelos, quitando la tranca que la aseguraba, dejándola abierta. 

El propietario de la cantina suponía que en el robo estaban involucrados al menos uno de sus empleados. Para él, el principal sospechoso era Taurino González, debido a que había sido empleado de la casa comercial y conocía todo el servicio de la misma. También se le habían encontrado unos nicles sobre su persona. Además, Magdaleno lo había corrido anteriormente de su negocio 

Opinaba que Francisco González pudiera saber algo, pues este estuvo como ayudante en su cantina. Esto era solo una suposición por las circunstancias, pero aclaraba que Francisco no le causaba desconfianza.

Los sospechosos

Ese mismo día fueron citados Taurino González y Francisco González, alias el “Prisco”, para ser examinados en la alcaidía, por el comandante de la policía urbana de Reynosa. A Taurino se le recogieron diecinueve nicles americanos de sus bolsillos. 

Taurino era un joven de 18 años de edad sin ocupación. Era originario de San Miguel de Camargo, la actual Cd. Díaz Ordaz, y solo tenía tres semanas residiendo en la villa de Reynosa. 

El agente del Ministerio Público le hizo saber que recaían en su persona las sospechas de ser el autor del robo cometido en la cantina de don Magdaleno Sosa. Cuando se le interrogó sobre los hechos, contestó que ignoraba completamente el suceso y se declaraba inocente de las sospechas que le imputaban. 

Cuando le pusieron a la vista los 19 nicles americanos que le recogieron, le preguntaron si eran de él. Explicó que eran los mismos que le habían retirado de sus bolsillos. Expresó que estas monedas las había ganado en esa noche en una de las máquinas de juego que se encontraba en la cantina el Club Tampico. 

Taurino se explayó, diciendo que un americano de McAllen le había dado un tostón para que jugara. La moneda se la llevó a la persona que cambiaba el dinero por nicles en el Tampico. El dependiente le entregó diez nicles con lo que empezó a jugar en una de las máquinas, alcanzando a ganar las monedas que le recogieron. Taurino usaba como coartada a la persona que cambiaba el dinero en el Club Tampico, pues éste según lo había visto jugar en la máquina. 

Esta justificación presentada por Taurino casi se vendría abajo con las declaraciones del Prisco y otros testigos. Pero esas declaraciones serán contadas en la próxima nota.

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Firmas del acusado del robo y del ofendido (AMR).

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Sello de la Agencia del Ministerio Público de Reynosa en 1931 (AMR).



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