El racismo al alza en Italia por crisis económica y refugiados
El último episodio tuvo lugar este 1 de octubre: una expedición racista contra un campamento de refugiados en la norteña ciudad de Lecco
Roma.- Con el efecto combinado de una larga crisis económica y la emergencia por el arribo de refugiados, el racismo en Italia está al alza, pese a que los expertos coinciden en que los inmigrantes son fundamentales para que el país no sufra un declive demográfico irreversible.
Desconocidos a bordo de un auto en marcha lanzaron insultos y botellas con orina al campamento levantado en agosto pasado para acoger a 110 prófugos de guerra.
Según el “Tercer libro blanco sobre el racismo en Italia”, publicado por la asociación no gubernamental Lunaria, ese tipo de episodios está en franco aumento.
La ONG documentó que los actos de racismo (verbales o físicos) pasaron de 156 en 2011 a 998 en 2014. Entre las motivaciones de ese incremento, Lunaria citó a la crisis económica que hace para los italianos insostenible apoyar políticas que favorezcan a inmigrantes.
La presidenta de la ONG, Grazia Naletto, consideró que la crisis económica permitió vincular, tanto en Italia como en el resto de Europa, el tema del euroescepticismo con el de la xenofobia.
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Se trata de un mecanismo que en Italia ha determinado el aumento de consenso para la Liga del Norte, un partido de corte xenófobo que ha hecho de la demagogia contra los inmigrantes el centro de su acción política.
La organización documentó entre el 1 de septiembre de 2011 y el 31 de julio de 2014 un total de dos mil 566 casos de discriminación. En primer lugar hubo agresiones verbales (dos mil 110) y físicas (195), además de 242 episodios de discriminación y 19 ataques a lugares simbólicos o de propiedad de extranjeros.
Entre los grupos objeto de la violencia estuvieron en primer lugar los gitanos, seguidos por los judíos, aunque en 2014 hubo una inversión de tendencia y estos pasaron al tercer sitio, superados por los musulmanes.
Pese a esa situación, todos los estudios demográficos coinciden en señalar que los extranjeros se han vuelto no solamente útiles para el sistema productivo italiano, sino también indispensables para evitar un declive de la población irreversible en términos numéricos.
Según un reporte de la Organización Mundial de la Salud, con el 21.4 por ciento de sus habitantes mayores de 65 años de edad, Italia es el país más anciano de Europa y el segundo en el mundo después de Japón.
A ello se añade una tasa de natalidad entre las más bajas del planeta, con un promedio de sólo 1.3 hijos por mujer en edad reproductiva, insuficiente para mantener un nivel constante de la población.
Un reportaje del semanario L'Espresso dijo que con la marcada caída demográfica, el peligro inmediato no es tanto la extinción de Italia, sino su empobrecimiento económico causado tanto por la falta de mano de obra, como por los elevados costos de mantenimiento de personas de la tercera edad.
Datos oficiales señalan que actualmente hay tres italianos en edad laboral por cada jubilado mayor de 65 años y que dentro de dos décadas se llegará a tener solamente dos.
Sin embargo, los inmigrantes podrían ayudar a paliar esa tendencia, pues de acuerdo con datos de la agencia de estadísticas europea (Eurostat), Italia “importará” entre 300 mil y 400 mil personas al año al menos hasta 2040.
En ese periodo, los ciudadanos extranjeros o de origen extranjero pasarán del actual 8.3 por ciento de la población, a cerca del 33 por ciento.
Será gracias a esa transformación histórica, que para 2055 Italia podrá mantener su actual número de población (unos 61 millones de habitantes) y no descender a los 45 millones a los que llegaría si careciera de inmigrantes.