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El precio de la historia

La serie Hernán marca precedente en la televisión por su titánico trabajo escénico e histriónico

El precio de la historia

Ciudad de México.

Reconstruir un mundo desaparecido y presentarlo con credibilidad en pantalla, como pretenden hacerlo las series históricas, es un trabajo titánico lleno de peligros.

Quizás uno de los más duros retos y que va contra la aparente lógica, aseguran expertos, es que no se deben dar clases de historia.

“En general las series históricas latinoamericanas siempre están enseñando en vez de contar la historia de un personaje desde el personaje, y el protagónico acaba siendo un títere de la trama”, opina Patricia Arriaga.

¡NO ES APRENDIZAJE!

“Al público no le interesa lo que huele a libro de historia. Estas series compiten en el ámbito del entretenimiento, no del aprendizaje”, agrega la escritora y productora de Juana Inés (2010), sobre la “Décima Musa”, y Malinche (2018), sobre la intérprete de Hernán Cortés.

Actualmente en pantalla se encuentra la superproducción Hernán, proyecto hispanomexicano sobre la Conquista de Tenochtitlan que, se dice, es el más fastuoso jamás hecho en habla hispana.

VAN POR SEGUNDA TEMPORADA

Su segunda temporada comenzará a rodarse el próximo año, lo mismo que Cortés, coproducción entre México y Estados Unidos, con Steven Spielberg a la cabeza, elevando aún más el listón.

“Si Spielberg está apostando a nuestra historia: ¿por qué nosotros no apostamos a contar nuestra historia para el mundo? Siempre contamos nuestra historia como para nosotros. 

“¿Cómo debemos hacer para que lo nuestro tenga relevancia internacional?”, medita Arriaga.

APUESTAN POR EL GÉNERO

La década que cierra vio desfilar títulos como Gritos de Muerte y Libertad (2010), El Encanto del Águila (2011), Drunk History: El Lado Borroso de la Historia (2016) y Sitiados: México (2019).

Carlos Bolado, director de Los Minondo (2010), que toca aspectos de la Independencia y Revolución de México, augura que en los próximos años el País continuará apostando a este género.

Una razón para ello son las bondades de la tecnología actual para la épica histórica, principalmente en lo que respecta a las secuencias de batallas.

“Antes tenías una escena de extras y debías tener mil 500 personas. Ahora con 100 reproduces al resto al fondo. O la extensión de set de manera digital”, dice Bolado.

MODERNIDAD APLICADA

No obstante, opina que al público le cuesta apreciar estos proyectos pues ni la investigación de cada departamento se ve a cuadro, ni la difícil tarea de borrar los signos del siglo 21 la entiende la audiencia.

“El mundo moderno está por todas partes en tu set, y no puedes girar tu cámara 360 grados porque todo está acotado. Tu siglo 16 o 19 empieza aquí y termina acá.

La rigurosidad histórica debe estar  en los hechos documentados y comprobables, sin embargo, hay que ir con tientas para respetar los contextos de cada personaje: tan es así que ni Malinche fue una ‘femme fatale’ ni Sor Juana Inés de la Cruz una feminista según el filtro actual. 

“En la mesa de escritores de Juana Inés decía: ‘tengamos cuidado, porque si es pro aborto, anti iglesia, no cree en Dios, podría vivir hoy en un loft en Nueva York’. Lo interesante de Sor Juana es lo que logró hacer en su contexto tan difícil con sus creencias católicas.



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