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El origen de la pandemia, aún en la oscuridad

En víspera de las primeras campañas de vacunación contra el mal, no hay nada en claro sobre el tema

París.

El origen de la pandemia, aún en la oscuridad

Un año después del anuncio oficial en China de la aparición de una enfermedad respiratoria atípica en un hospital de Wuhan y en víspera de las primeras campañas de vacunación contra el Covid-19, sigue sin saberse cómo y dónde ocurrió la transmisión del SARS-CoV-2 al ser humano.

“Existen distintas hipótesis, entre ellas las de una transmisión en un sitio natural o en cría de animales silvestres recién domesticados, pero no se puede descartar la eventualidad de un accidente de laboratorio”, afirma en entrevista con Proceso Jacques van Helden, quien advierte:

“En mi calidad de científico considero que todas las hipótesis deben ser tomadas en cuenta sin perder de vista que no tienen el mismo nivel de verosimilitud. Es esencial apoyarse en un análisis racional riguroso partiendo de hechos concretos para poder evaluar los argumentos en pro y en contra de cada una. Sólo así se puede mantener una distancia radical de las tesis conspiracionistas aberrantes que pululan en la web y en las redes sociales, y tener independencia en relación con las polémicas políticas y las tensiones geoestratégicas que genera el tema.”

Profesor de bioinformática de la Universidad de Aix-Marsella, especialista en análisis de genomas y coautor de Descubrir los orígenes del SARS-CoV-2 en las filogenias de coronavirus –ensayo publicado en la edición de agosto-septiembre de la revista médica gala Médecine/Sciences, que causó revuelo en Francia–, Van Helden confía a la corresponsal que decidió dedicarse a la bioinformática en Cuernavaca en 1997, año en que trabajó en el laboratorio de Julio Collado-Vides, catedrático de la UNAM –institución que lo acaba de nombrar investigador emérito–, pionero e impulsor de la bioinformática y la genómica en México y científico de renombre internacional. Desde entonces el investigador vuelve cada año a la capital de Morelos, sede del Centro de Ciencias Genómicas, para seguir colaborando con sus colegas mexicanos.

DESCARTADA

Van Helden esboza una ligera sonrisa cuando se le pregunta por qué queda descartada la tesis inicial –algo exótica– de una contaminación del murciélago al hombre por intermedio de un pangolín en el mercado de Wuhan.

–Esa tesis se cuestiona muy pronto en realidad –recalca–. El 26 de marzo la OMS aseguró en un comunicado que los primeros casos de SARS-CoV-2 detectados no tienen relación directa con ese mercado y precisó en otro informe, publicado el 31 de julio, que no se encontró rastro alguno del virus en las 336 muestras tomadas en animales del mercado, pero que en cambio se descubrieron 69 muestras ambientales “positivas” entre las 842 sacadas en ese mismo mercado.

–Cuando habla de muestras ambientales, ¿se refiere a la infraestructura del mercado?

–Así es. El informe subraya además que el genoma del virus se muestra notablemente estable desde el inicio de la pandemia. Eso indica que en el momento en que fue detectado, el virus ya estaba muy bien adaptado a la transmisión de ser humano a ser humano. Estos elementos, entre otros, permiten deducir que el mercado de Wuhan es el primer eslabón de envergadura identificado, pero no es el lugar de emergencia del virus. En ese mismo documento, expertos de la OMS sugieren que tal vez el mercado de Wuhan fue infectado por una persona que ya estaba enferma y que luego el virus se propagó por toda la ciudad.

–En el ensayo que firma con otros cuatro científicos en Médecine/Sciences, usted menciona la región de Yunnan.

–El 27 de enero, investigadores del Instituto de Virología de Wuhan, especializados en el estudio del coronavirus y encabezados por Zheng-Li Shi publicaron un artículo en el que dieron a conocer el genoma de SARS-CoV-2. Fue noticia de resonancia mundial. En ese artículo anunciaron también que entre las numerosas muestras que guardan en los congeladores de su laboratorio, hallaron una sacada en 2013 en un murciélago que alberga un virus –clasificado como RaTG13– cuyo genoma es idéntico al SARS-CoV-2 en 96%. Ese virus proviene de una mina de la región de Yunnan, a mil 800 kilómetros de Wuhan.

MUESTRAS ARCHIVADAS

¿Por qué investigadores de Wuhan tienen “archivadas” muestras de virus descubiertas en una región tan lejana de la suya?

–La misión científica de Zheng-Li Shi y de sus colaboradores del Instituto de Virología de Wuhan consiste en detectar cepas de coronavirus con potencial pandémico que surgen en China. Al recibir una alerta van al terreno y sacan muestras que luego analizan, investigan y clasifican.

“Es exactamente lo que pasó en 2013 cuando supieron que una neumonía atípica afectó a seis mineros, causando la muerte de tres de ellos, en Yunnan. Viajaron allá, recogieron muestras en esa mina y publicaron en 2016 un pequeño fragmento de secuencia del genoma del virus, que llamaron RaTG13. A principios de 2020 se percataron de grandes similitudes entre ese fragmento de RaTG13 y el SARS-CoV-2; Zheng-Li Shi decidió finalizar la secuencia completa que dio a conocer en esa publicación de finales de enero.

–¿Entonces qué pasa con el pangolín?

–En febrero, otro equipo de investigadores chinos de la región de Cantón publicó el genoma de un virus de pangolín, idéntico 89% al del SARS-Cov-2. Esa homología es inferior a la que existe entre el RaTG13 y el SARS-Cov-2, pero llama la atención de los científicos el hecho de que algunas proteínas clave para la infección, presentes en ese virus de pangolín, son casi idénticas a las del SARS-Cov-2. Los virólogos deducen por lo tanto que el SARS-Cov-2 podría ser un virus híbrido, resultado de una recombinación entre una gran parte de un genoma de virus de murciélago y pedazos de genoma de virus de pangolín.

–¿Y no es así?

–Se cuestiona esa hipótesis por dos razones. Primero porque los pangolines y los murciélagos que albergan coronavirus muy cercanos al SARS-CoV-2 no comparten ecosistema; y segundo, porque no se ha logrado identificar el virus generado por esa hipotética recombinación.

POSIBLE ACCIDENTE

Van Helden medita unos segundos antes de abordar el tema de un accidente de laboratorio o el de un virus creado con intención maligna:

“No se puede eludir un eventual accidente pero hay que enfocar ese problema con rigor científico para no alimentar las tesis conspiracionistas. El hecho de no haber podido dilucidar hasta la fecha el origen preciso del SARS-Cov-2 deja el campo libre a teorías delirantes, como la de un complot orquestado por institutos de investigación científica, firmas farmacéuticas y magnates de las finanzas acusados de haber fabricado el virus para diseminarlo en la población mundial y así enriquecerse con la venta de vacunas y medicamentos.

“Como toda la comunidad científica denunció en forma categórica ese tipo de desvaríos que circulan en la web, nuestra responsabilidad es analizar todas las hipótesis apoyándonos en hechos concretos, lo que permite evaluar los argumentos a favor o en contra de cada una de ellas.

–Favorecieron también esas tesis conspiracionistas varias declaraciones de Donald Trump.

–Por supuesto. Al principio de la crisis del coronavirus Trump aseguró que tenía informaciones secretas que demostraban que el SARS-CoV-2 había salido de un laboratorio chino; incluso no vaciló en afirmar que el virus había sido concebido intencionalmente… Eso no sólo dio peso a las teorías complotistas, sino que politizó y desvirtuó el debate.

“No es difícil imaginar que muchos científicos estadunidenses no pudieron reflexionar en forma serena sobre la hipótesis de un escape del virus del laboratorio de Wuhan ni expresarse abiertamente al respecto, porque tuvieron miedo de hacerle el juego a Trump.”

–La comunidad científica internacional parece descartar la “intencionalidad” denunciada por Trump.

–No existe ni un trabajo científico serio que demuestre que ese virus haya sido creado para ser convertido en arma biológica. En cambio en laboratorios como el de Wuhan se llevan a cabo experimentos sobre virus cuyo objetivo es dilucidar los mecanismos de infección y desarrollar estrategias terapéuticas. No se trata de trabajos secretos, sus resultados se publican regularmente en revistas científicas. Pero a nivel internacional varios colegas evalúan bajo un ángulo racional la posibilidad de que un virus creado en el marco de ese tipo de experiencia haya ocasionado una contaminación humana accidental.

–¿Por qué es tan importante conocer el origen de SARS-CoV-2?

–En caso de transmisión zoonótica del virus en medio natural la identificación del sitio donde se dio permitirá sacar conclusiones esenciales para tomar medidas preventivas. Si se demuestra, por ejemplo, que la transmisión ocurrió en un sitio de reciente colonización por el hombre, es decir en un lugar en el que especies de animales silvestres no suelen convivir con los humanos, será imprescindible prohibir nuevas colonizaciones de ese tipo y vigilar las que ya existen.

“Si resulta que el SARS-CoV-2 surgió a raíz de una zoonosis en crías de animales, se impondrán políticas de vigilancia virológica estricta y permanente de todas las crías y la multiplicación de mecanismos de alerta, lo que implicará otorgar más fondos y medios de acción a laboratorios como el de Wuhan.

–¿Y si se comprueba que el virus se escapó del laboratorio de Wuhan?

–Enfrentaremos una situación compleja. Y para entenderla hay que remontarse a la epidemia de SARS-CoV que emergió en China en 2002 y se propagó a 26 países con un saldo de 8 mil enfermos y 800 muertos. Se logró evitar rápidamente una pandemia pero se decidió tomar medidas preventivas a escala internacional. Y fue en ese marco que Estados Unidos, Francia y Canadá financiaron la creación del laboratorio de Wuhan y los trabajos de Zheng-Li Shi. En 2018 Francia canceló su participación. ¿Qué pasará con la de Estados Unidos y Canadá si se confirma la hipótesis de un accidente?

“Más allá de ese aspecto financiero surgirán planteamientos esenciales, como la necesidad de reforzar aún más las normas de seguridad no sólo en el laboratorio de Wuhan, sino también en todos los laboratorios similares esparcidos en el mundo, así como la urgencia de crear nuevos mecanismos de control (quizás internacionales) para imponer la aplicación efectiva de estas normas.

Declaraciones de Donald Trump.

Favorecieron esas tesis conspiracionistas varias declaraciones de Donald Trump.

Por supuesto. Al principio de la crisis del coronavirus Trump aseguró que tenía informaciones secretas que demostraban que el SARS-CoV-2 había salido de un laboratorio chino; incluso no vaciló en afirmar que el virus había sido concebido intencionalmente… Eso no sólo dio peso a las teorías complotistas, sino que politizó y desvirtuó el debate.

“No es difícil imaginar que muchos científicos estadunidenses no pudieron reflexionar en forma serena sobre la hipótesis de un escape del virus del laboratorio de Wuhan ni expresarse abiertamente al respecto, porque tuvieron miedo de hacerle el juego a Trump.”

La comunidad científica internacional parece descartar la “intencionalidad” denunciada por Donald Trump.

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LANCET

Publican declaración firmada 

“La revista médica Lancet publicó una declaración firmada el 19 de febrero por 27 investigadores de distintos países e instituciones que exhortaban a la comunidad científica a apoyar a sus colegas chinos involucrados en la lucha contra la pandemia de Covid–19; aseguraban que el origen del virus era silvestre y condenaban las ‘teorías conspirativas que sugieren que el Covid–19 no es de origen natural’. Para soportar el origen natural se basaban en una serie de argumentos defendidos por Kristian Andersen, inmunólogo estadunidense, publicados luego en la revista Nature Medicine, que a juicio de algunos especialistas no son del todo convincentes. También se referían a un llamado de la OMS, que pedía ‘promover pruebas científicas y actitud unitaria en lugar de conjeturas y desinformación’.”

Van Helden se nota indignado: “Se trata de una toma de posición política que plantea graves problemas. No es científico asegurar que toda hipótesis de un origen no natural del virus es forzosamente conspiracionista. 



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