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‘El Morillo’, cruce fatal. Abandonado y en peligro de caer

Mortal curva enmontada y la carpeta deteriorada

Las otrora temidas curvas que envuelven al legendario puente “El Morillo”, en donde decenas de personas murieron accidentadas o resultaron lesionadas, durante las décadas que fue la única vía directa que comunicaba a Reynosa, con la comarca ribereña, muestran ahora los estragos del abandono, y son consumidas por la maleza.

PARTIDO. El legendario puente “El Morillo” está herido de muerte.‘El Morillo’, cruce fatal. Abandonado y en peligro de caer

Era un referente y tema para los usuarios de la carretera ribereña, cuando comentaban “pasando ‘El Morillo’ ya la hicimos”, porque estaban muy cerca de llegar a Reynosa, o cuando viajaban de oriente a poniente, cruzando esa áreas de cerradas curvas, iniciaba la recta, y la zona más segura para llegar a las distintas ciudades de la frontera chica.

Precisamente, en las curvas de “El Morillo”, se localizan las lomas más altas de la región, por no decir las únicas y un altar a la Virgen, en donde muchas fieles se paraban a rezar, dejar flores, ofrendas o tomarse fotografías.

URGEN ARREGLO

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El líder agrícola, Agustín Espinoza Alanís, reconoció la urgencia de que el Gobierno repare el tramo de la curva “El Morillo”, que está totalmente destrozado, pero fue más allá, al declarar que también se debe rehabilitar la carretera ribereña, que en numerosas áreas está completamente destrozada y mal parchada, así como los barandales de protección que están en muy mal estado.

Por su parte, el dirigente agrarista, Martín García Magdaleno, coincidió en que el tramo de la curva y puente “El Morillo” debe rescatarse y mantenerse en condiciones dignas y adecuadas, para su uso.

Quizá el presupuesto que destina la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para que se dé mantenimiento a la carretera, barandales, puentes y señalización de la carretera ribereña, incluya la zona de “El Morillo”, pero la empresa a cargo de esos proyectos, no está cumpliendo cabalmente con sus compromisos, dijo.

TRAMO MORTAL

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En la zona de “El Morillo”, por su seguridad, los conductores de vehículos ligeros o alto tonelaje tenían que disminuir su velocidad, ante el riesgo de salirse de la carpeta asfáltica y volcarse por lo elevado del nivel, o lo que es peor, caer a las profundidades del dren del mismo nombre, lo que sería una muerte casi segura, pues muy pocos de los que se precipitaron vivieron para contarlo, de allí que se haya instalado en la loma del lugar el altar a la Virgen, que todavía es visitada, pero en su mayoría por personas que llegan caminando desde Díaz Ordaz, Reynosa, u otras comunidades rurales para “pagar una manda”.

Cuando se amplió la carretera, durante los Gobiernos de Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, a raíz de unos reportajes periodísticos que hablaban de la necesidad de construir una recta para no tener que pasar la curva “El Morillo”, por su peligrosidad, se tomó la decisión de “borrar” el tramo de la muerte, para lo cual se compró al propietario de una parcela, un área específica.

Fue entonces cuando se creó un nuevo puente, recto, más amplio y seguro, que ha servido mucho no sólo para el desarrollo de la comarca ribereña, sino que además, ha sido factor determinante para que los accidentes en la temible zona de “El Morillo”, se hayan reducido al máximo.

Pero si bien es cierto que las elevadas curvas y puente “El Morillo”, ya no se utilizan como antaño, si son una vía alterna para algunas personas, y lo puede ser en casos de emergencia por inundaciones, como ya ha sucedido.

Sin embargo, tal parece que el Gobierno no lo ve de esa manera, y durante años no ha invertido un solo peso en su mantenimiento o conservación, por el contrario, se desentendió por completo de esa área federal, en donde el pavimento se parte, se deteriora, mientras que los árboles de “Mezquite” o “Chaparros”, como también se les conoce a los “Huizaches”, ganan terreno y prosperan, invadiendo con sus ramas la cinta asfáltica.

El puente luce semidestruido , producto de un fuerte impacto, que recibió por un vehículo, cuyo conductor perdió el control y afectó parte del grueso muro de protección.

Las uniones del puente con el bordo de la carretera, ya se habían despegado a causa del desuso y la falta de mantenimiento por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero en fecha reciente, al parecer particulares, tiraron caliche en las áreas de desunión, por donde se podía ver el agua del canal.

Lo que es más preocupante, es que ya no hay nivel entre la unión del puente con la cinta asfáltica, lo que significa entre otras cosas, que hay un hundimiento y en un futuro podría haber un desplome.

El hecho de que se haya colocado material entre el bordo y el viejo puente, no significa que haya soldado la zona desprendida y de un eventual peligro, por lo que es tan urgente como necesario, que la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, o la autoridad competente, tomen con seriedad esta denuncia pública, y opten por brindar un mantenimiento adecuado tanto el fatídico puente, como al área de curvas.

Si bien es cierto que su uso ya no es constante, no deja de ser una vía de comunicación, que debe de recibir mantenimiento, y permanecer en condiciones adecuadas, no como en la actualidad, que representa un verdadero peligro, por el deterioro del puente y la presencia de árboles que invadieron la carpeta asfáltica y puede ser nido de alimañas o malvivientes.

El años recientes, se han registrado inundaciones en varios tramos de la carretera ribereña a causa de lluvias atípicas en el noreste del país, y partes de esa arteria, como las contiguas al citado tramo, incluido un panteón privado que se localiza en la zona, han quedado bajo el agua, más no así la zona de “El Morillo”, que está en un lugar alto, y bien puede ser utilizado como puente aéreo, para llevar provisiones o auxiliar a la población en caso de alguna emergencia.

Pero en cualquier caso, el gobierno tiene la responsabilidad de revivir esa zona, de rehabilitar el puente y los tramos de carretera abandonados, no sólo para que sean eficientes, sino también para que no representen un peligro para la integridad de sus usuarios, que también son contribuyentes al erario púbico, por muy pocos que éstos sean.



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