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El Gobierno aprueba la creación de réplicas del coronavirus para desarrollar una vacuna

El Ejecutivo aprueba un paquete de 30 millones de euros para investigación sobre el patógeno, vigilancia epidemiológica y el estudio de su impacto sanitario

La batalla para vencer al nuevo coronavirus con una vacuna en esta primera oleada de la epidemia está perdida, pero la guerra aún se puede ganar. Esa es la idea que hay detrás de la mayoría de proyectos científicos para desarrollar inmunizaciones contra el nuevo coronavirus. Es probable que ninguno de ellos esté listo antes de 18 meses, lo que hace imposible evitar las infecciones y muertes que van a suceder este año. Pero como es posible que el virus siga presente después del próximo invierno, conseguir una vacuna se hace esencial.

El Gobierno aprueba la creación de réplicas del coronavirus para desarrollar una vacuna

El ISCIII es el principal organismo de investigación biomédica público del país y ha sufrido importantes recortes, perdiendo casi el 20% de sus empleados desde 2011. Esta amputación de recursos ha contribuido a que en los primeros momentos de la epidemia en España hayan faltado datos clave para entenderla. Por ejemplo, todavía no hay datos desglosados por sexo y franjas de edad de los casos confirmados, los ingresados en cuidados intensivos y los fallecidos, datos que sí ofrecen otros países como Italia, Francia o Corea del Sur.

También ha sido patente la falta de recursos para hacer pruebas de infección por coronavirus a toda la población sospechosa de estar contagiada, lo que ha podido amplificar la rápida progresión del virus en nuestro país, como ha reconocido hoy en rueda de prensa Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Los fondos aprobados hoy tienen entre sus objetivos “analizar y conocer la biología del virus; desarrollar nuevas opciones terapéuticas y profilácticas, incluyendo vacunas; desarrollar un sistema epidemiológico de vigilancia y analizar su impacto desde el punto de vista de los servicios sanitarios”, según una nota difundida por el Ministerio de Ciencia que capitanea Pedro Duque.

Uno de los equipos más avanzados en el desarrollo de vacunas contra coronavirus es el de Isabel Sola y José Luis Enjuanes en el Centro Nacional de Biotecnología de Madrid (CNB-CSIC), que recibirá 4,5 millones de euros.

Este equipo lleva más de 25 años estudiando los coronavirus y ha desarrollado su propia técnica para crear versiones sintéticas en el laboratorio por transcripción inversa. El coronavirus es un virus de ARN, una molécula intermediaria que lee el código genético escrito en el ADN e inicia la transcripción de proteínas virales. Cuando el coronavirus entra en nuestras células estas consideran que el ARN del virus es el suyo propio y comienzan a utilizarlo para producir proteínas virales. Cada vez que una partícula viral entra en una célula y la infecta se pueden producir hasta 100.000 copias del virus que se lanzarán después a secuestrar otras células.

El equipo de Sola le ha dado la vuelta a este proceso para traducir a ADN el ARN del virus y poder así crear una réplica exacta en el laboratorio haciendo una transcripción inversa de este proceso biológico. El equipo ha usado este sistema para desarrollar vacunas contra coronavirus que infectan a humanos como el SARS de 2003 y el MERS. Ahora se encuentra en el proceso de aprobación para que el Gobierno le permita generar copias del SARS-CoV-2 para comenzar el proceso de conseguir una vacuna atenuada.

El real decreto también da permiso expreso al equipo del CNB para obtener la réplica atenuada del coronavirus SARS-CoV-2, que se encontraba en el periodo de consulta pública, y también la agilización de la investigación con otros organismos modificados genéticamente en el ámbito de la lucha contra la epidemia de coronavirus.

En EE UU acaba de arrancar la primera fase de pruebas de una vacuna en 45 voluntarios sanos para estudiar si es segura. La inmunización mRNA-1273 ha sido desarrollada por la empresa biotecnológica de Boston Moderna en colaboración con los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, el mayor centro público de investigación del país. Este tratamiento se basa en el ya desarrollado para combatir al MERS, un coronavirus que saltó de camellos a humanos causando 858 muertes, la mayoría en Arabia Saudí. El MERS, que sigue en circulación, aunque con poca incidencia, y el nuevo SARS-CoV-2 usan la misma arma para infectar a las personas: la proteína S que sobresale de su superficie esférica. Esa proteína encaja perfectamente en un receptor: la proteína ACE2 humana. Una vez unidas, el virus abre la puerta de la célula y puede usar su maquinaria para producir copias de sí mismo. La vacuna de EE UU pretende producir solo proteína S dentro del cuerpo de los voluntarios de forma que el sistema inmune aprenda a reconocerla y cuando encuentre al virus real sabrá identificarlo y aniquilarlo antes de que cause problemas. La vacuna consiste en dos pinchazos en el brazo, uno ahora y otro dentro de 28 días. El objetivo es observar la seguridad de diferentes dosis. Se espera que el ensayo haya terminado en unas seis semanas.



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