El dadivoso Maradona que pisó Culiacán
Diego Armando Maradona dejó huella en Dorados de Sinaloa
Cd. de México.
La noticia parecía increíble: Diego Armando Maradona, “El Pelusa”, dirigiría a los Dorados de Sinaloa.
Su paso en el equipo de Culiacán causó revuelo internacional, llegaba a una ciudad escándalo, como él, con problemas de drogas, como él.
Aquí estuvo y marcó la historia del club con dos subcampeonatos en la extinta liga de Ascenso del futbol mexicano. La única gloria fue el recuerdo y admiración de la pequeña afición sinaloense que sigue el balompié en este estado beisbolero.
Apenas duró un año y renunció a su puesto argumentando problemas de salud. Ya se le sabía mal, con daños muy visibles en sus rodillas. Su caminar era lento y se ayudaba de bastones para sostenerse. En su cara los gestos de dolor.
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Todo ese tiempo la pasó en solitario, ajeno a todos los escándalos mediáticos advertidos. Su tiempo la repartió entre su habitación del hotel Lucerna, el de mayor lujo en la capital sinaloense, y las canchas con el equipo.
Prefirió estar apartado de los reflectores y concentrarse en apapachar a sus jugadores.
Las fiestas fueron en las canchas, el escándalo también. Surgió de nuevo el amor por el futbol. Jamás los futbolistas de Dorados habían sido tan abrazados y mimados por un director técnico como con Maradona.