Duelo entre los hermanos Villarreal y Jacinto Zamora en San Rafael del Rosario, 1878
En eso llegó su hermano Perfecto Zamora, quién notó que traía un arma y pensó entonces que provocaría una desgracia. Le suplicó a Zamora que no intentara reñir. Pero, la contestación de Zamora fue dirigirle un tiro a la cabeza, agujerándole el sombrero. Fue cuando su hermano Perfecto vino en su defensa y se dispararon, él y Zamora. Quedando herido su hermano del muslo de la pierna izquierda. En ese momento apareció su hermano menor, Marcelino, quién recibió de Zamora una puñalada, que lo llevaría al sepulcro
Cronista Municipal de Reynosa
-Segunda Parte-
Perfecto Villarreal enseguida se había dirigido a donde estaba Jacinto Zamora con la pistola amartillada esperando a Juan Villarreal, hermano del primero. Este hecho ocurrió en la casa de su pariente Paulino Mireles, quien festejaba a su hermano Marcelino Villarreal en el rancho San Rafael del Rosario, ese 13 de abril de 1878.
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Cuando estuvo enfrente a Jacinto, Perfecto le dijo “que hay amigo”, pero en ese momento su hermano llegó a donde estaba parado Jacinto. En el acto Zamora le descargó un tiro a Juan agujerándole la falda del sombrero, sin lograr herirlo. Perfecto se puso a la defensiva de su hermano y antes que su contrincante dejara ir otro disparo, le disparó con su pistola. Al mismo tiempo Zamora le contestó con otro, siendo más certero. Quedó Perfecto herido de la pierna izquierda, al momento que su esposa llegaba para conducirlo a la casa de Mireles.
El 15 de abril, Perfecto declaró al Juzgado de Reynosa que, el encargado del rancho San Rafael mandó dar parte a Reynosa pero que no sabía si había tomado providencias para la aprehensión de Zamora. Aunque sabía leer, no pudo firmar debido a que no podía sentarse por su herida. Para ese entonces había llegado al rancho el Dr. William Brewster, quién examinó la herida de Perfecto.
El Juez de la villa de Reynosa, Jacinto Guerra, dio orden al encargado en dicha jurisdicción para que aprehendiera y remitiese al reo Jacinto Zamora a Reynosa. También pedía se recogiera la pistola que había dejado el reo en el lugar de los hechos. Se solicitó al encargado, para que se presentara en Reynosa con los testigos presenciales del suceso. El Juzgado dio órdenes para que se atendiera al herido, hasta que estuviera fuera de peligro y pudiera ir a firmar su declaración.
La declaración de Juan y Perfecto Villarreal
El 18 de abril de 1878, el Juez en la villa de Reynosa le tomó su declaración a Juan Villarreal, un hombre casado de 29 años de edad. Este era el hermano de en medio de los Villarreal de profesión militar. Declaró que, en un día de marzo, él y su hermano Perfecto se habían encontrado por primera vez con Jacinto Zamora en terrenos del agostadero de su rancho y que, al preguntar sobre su presencia en su terreno, en lugar de darles una contestación prudente, les respondió con altanería y sacó su pistola, con el fin de pelear.
En esa ocasión por precaución, los dos hermanos tomaron sus armas y le previnieron que alzara su pistola. Ahí la cosa no pasó a mayores cuando se separaron en paz, agarrando cada quién para su propio rumbo.
Juan no vio a Jacinto hasta la noche trágica en San Rafael del Rosario, cuando celebraban un baile que había hecho Paulino Mireles, con el fin de solemnizar el hecho de quitar la primera barba a su hermano Marcelino. Fue cuando salió al patio de la casa de Mireles, que Jacinto Zamora lo llamó en privado, dirigiéndose a la esquina norte de la propiedad. Que en el momento que le sacó pistola, le dijo que no era un lugar propio y conveniente para pelear y le pidió salir del solar. Que en ese entonces se presentó su primo hermano Procopio Mireles, quien le pidió a Zamora se retirara de la casa, por no ser un lugar para reñir. Zamora le dijo que, a él no le faltaría el respeto.
En eso llegó su hermano Perfecto Zamora, quién notó que traía un arma y pensó entonces que provocaría una desgracia. Le suplicó a Zamora que no intentara reñir. Pero, la contestación de Zamora fue dirigirle un tiro a la cabeza, agujerándole el sombrero. Fue cuando su hermano Perfecto vino en su defensa y se dispararon, él y Zamora. Quedando herido su hermano del muslo de la pierna izquierda. En ese momento apareció su hermano menor, Marcelino, quién recibió de Zamora una puñalada, que lo llevaría al sepulcro.
Bien pudo Juan Villarreal aprehender a su contrincante, pero no lo hizo por atender a sus dos hermanos heridos. Además, pensó que otras personas hubiesen cumplido con este deber. Entre los que estuvieron presentes en el suceso se encontraba su primo Procopio Mireles y don Miguel Mireles y don Miguel Castañeda, quienes pudieron haber visto los sucesos.
Al día siguiente 19 de abril, el primo hermano de los Villarreal, Procopio Mireles dio su versión de la historia en Reynosa. Él era un hombre casado de 41 años de edad de oficio del campo. Procopio explicó que estando en la casa de su hermano Paulino, salió al patio con el fin de tocar la tambora, pues se le invitó para ello en ese bailecito. Fue cuando se aproximó al instrumento, que se le acercó Miguel Castañeda, diciéndole que Jacinto Zamora había sacado para afuera del patio a Juan Villarreal con el fin de pelear.
En el acto, Procopio se dirigió para donde estaba Zamora, previniéndole se retirase de la casa, pues no era un lugar para reñir. Le contestó que no le faltaría al respeto. Al separarse de Zamora se encontró con su primo Perfecto Villarreal, quién le preguntó por Jacinto Zamora y le dijo que allí estaba, pero que ya se retiraba. Todavía hablando con éste, llegó su otro primo Juan Villarreal, quién le habló a Zamora, diciéndole que, si quería pelear con él, que se saliera a otro lugar.
La contestación de Zamora fue enviarle un tiro a quemarropa, agujerándole el sombrero a Juan. Mireles se dirigió a Zamora con el objeto de evitar una desgracia. Pero Perfecto Villarreal se le arrojó a Zamora en defensa de su hermano Juan, al mismo tiempo que disparaban con sus pistolas. Quedó Perfecto herido en el muslo de la pierna izquierda.
Fue en ese momento que el otro primo de Procopio, Marcelino Villarreal, se abrazó de Zamora. Fue cuando el primero logró la oportunidad de quitarle la pistola a Zamora. En ese momento Miguel Castañeda abrazó por la espalda a Procopio, quién sin mucho esfuerzo pudo desprenderse. Pero en ese corto instante que lo retuvo Castañeda, fue suficiente para que el agresor agarrara ventaja.
Al divisarlo a distancia, Procopio emprendió la persecución para tratar de aprehenderlo, pero el agresor le cerró la puerta del solar, la cual tenía cerradura de mano. Para cuando pudo abrirla, Zamora le cogió mucha ventaja y ya no pudo alcanzarlo. Faltándole el aliento, Procopio paró su persecución, al momento llegaba el padre del joven malhechor, preguntándole sobre lo que pasaba.
Procopio le explicó que, su hijo había cometido un crimen e iba huyendo, y le dijo que lo siguiera por si lo podía alcanzar. En ese punto Procopio ya no supo si el padre le dio alcance, ni estaba enterado del estado de su primo Marcelino. Procopio no supo nada hasta que volvió de la persecución. Entonces supo que Zamora se había desprendido de los brazos de Marcelino por que le había dado unas puñaladas. Procopio sabía del ligero disgusto entre los hermanos Villarreal y Zamora en el agostadero.
La declaración de Miguel Castañeda
Miguel Castañeda era un viudo originario de Matamoros, como de 26 años de edad. Él declaró que le había avisado a Procopio para que no se pelearan Jacinto Zamora con Juan Villarreal. Miguel sabía lo que había pasado en el agostadero de los Villarreal. Éste da la versión que los hermanos Juan y Perfecto le habían dado anteriormente unos golpes a Jacinto Zamora en el agostadero de los Villarreal, e infería que esa era la razón por lo que los provocaba a pelear.
Castañeda explicó que abrazó a Procopio Mireles por la espalda, cuando éste último le quitó la pistola a Zamora debido a que notó se arremangaba la manga de un brazo. En ese momento Zamora hirió a Perfecto Villarreal y juzgó que estaba lesionado. Esto no lo hizo con mala intención, pues intentaba auxiliar a Mireles de una supuesta herida en el brazo.
El 20 de abril de 1878, el encargado de la Sección 9ª, Jesús Treviño, avisó al Juzgado de Reynosa de no tener noticias del paradero del prófugo Jacinto Zamora. Por lo que el Juez Jacinto Guerra pidió se continuara la persecución del reo hasta lograr su aprehensión. El Juez Guerra decretaba que se cuidara el estado de la enfermedad de Perfecto Villarreal, causada por la herida que le diera Zamora.
Ese mismo día, el Dr. William Brewster examinó el cuerpo de Perfecto Villarreal, donde encontró la herida causada por bala de pistola de calibre 44. El Dr. notó que el proyectil había ofendido el muslo de la pierna izquierda, por la parte delantera. La bala había profundizado tres pulgadas, como cinco pulgadas arriba de la rodilla. El galeno explicaba que la herida era muy peligrosa y susceptible a que le pudiera atacar el mal del arco al paciente.
El alcalde 2º de Reynosa, Jacinto Guerra, ordenó que se suspendiera el procedimiento del caso hasta ver el resultado en el paciente, como lo marcaba en términos para toda lesión según el artículo 521 del Código Penal. En caso de que el prófugo fuese aprehendido pedía se procediera conforme a derecho.
Firma del Dr. William Brewster, quién reviso las heridas de Perfecto Villarreal.
Sello del Juzgado 2º Constitucional de la villa de Reynosa, bajo el alcalde 2º Jacinto Guerra en 1878. AMR.