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Disminuye la experimentación con animales desde que hay registros

Un informe oficial constata que en 2017 se utilizaron 610.000 ejemplares menos que en 2009

Los científicos en España emplearon unos 793.000 animales por primera vez en 2017, un 13% menos que el año anterior y un 43% menos que en 2009, según el informe anual elaborado por el Gobierno. Si se incluyen las escasas reutilizaciones de ejemplares en experimentos diferentes, el número de usos de animales con fines científicos y de docencia rozó los 803.000 en 2017, la cifra más baja desde que comenzaron los registros en 2009.

Disminuye la experimentación con animales desde que hay registros

Los autores del informe, del Ministerio de Agricultura, advierten de que a la hora de valorar los nuevos datos hay que tener en cuenta las investigaciones en el campo de la nutrición animal, que emplean miles de animales, como en el caso de los pollos de engorde, “lo que incrementa significativamente las cifras reflejadas”.

La experimentación de productos cosméticos en animales está totalmente prohibida en la Unión Europea desde 2013. En la actualidad, el 76% de los usos de animales con fines científicos se centra en la investigación de enfermedades como el cáncer y las patologías gastrointestinales, respiratorias, nerviosas y cardiovasculares. Otros ejemplares se emplean en la enseñanza y en pruebas de toxicología y seguridad requeridas por la UE para aprobar fármacos u otros productos.

La normativa europea obliga desde 2014 a registrar también el nivel de dolor, estrés o angustia que cada procedimiento genera en cada animal. En 2017, el grado de sufrimiento se consideró leve o moderado en el 87% de los casos y severo en el 8%. En el 5% restante los animales no recobraron la consciencia tras someterse a experimentos desarrollados en su totalidad con anestesia general.

“El uso de modelos animales en la investigación biomédica es esencial para el desarrollo de tratamientos ante las enfermedades y para entender cómo la naturaleza está organizada, cómo somos, cuál es el fundamento de la conducta y de nuestros sentimientos y sensaciones”, afirmaba el último informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) sobre el uso de animales en investigación. “Los avances en los tratamientos para males tan comunes y debilitantes como la diabetes, el cáncer, el sida, las enfermedades respiratorias o del corazón y las neurodegenerativas, como el párkinson, por poner algunos ejemplos, no habrían sido posibles sin el uso de animales para investigación”, explica el documento de la COSCE.

En 2017 se utilizaron unos 610.000 animales menos que en 2009. Los expertos atribuyen este descenso a las llamadas 3 R: reemplazar en la medida de lo posible el uso de animales por cultivos de células o simulaciones informáticas, reducir el número de ejemplares a los estrictamente necesarios y refinar los métodos empleados para maximizar el bienestar animal.




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