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‘Detrás de cada joya, de cada zafiro, hubo sangre derramada’

La exposición es pequeña, comparada con el tamaño de los objetos

Ciudad de México.

A SUBASTA. Los trabajadores del SAE determinaron que cada dos minutos pasen 30 personas.‘Detrás de cada joya, de cada zafiro, hubo sangre derramada’

Dos pequeñas niñas entran al salón Venustiano Carranza del Complejo Cultural Los Pinos, con sus grandes ojos contemplan los tres candelabros a media luz, a la prensa con sus cámaras y micrófonos y a su madre, Miriam, que mira atónita las joyas que el Sistema de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) subastará el próximo domingo.

Apenas son las 12 del día y la entrada a la exposición ya está abarrotada. Las personas esperan cerca de 30 minutos para entrar.

Los trabajadores del SAE determinaron que cada dos minutos pasen 30 personas.

Rosa Montalvo dice que la media hora que ha esperado de pie, bajo el sol, no le preocupa, está segura que la exposición superará sus expectativas. "Vine a ver un reloj Gucci con diamantes cuadrados, celebro que haya más transparencia en la incautación de este tipo de bienes", dice.

La exposición es pequeña, comparada con el tamaño de los objetos, solo hay cuatro anaqueles y una mesa donde se exhiben las joyas incautadas al crimen organizado, a personas que cometieron fraude fiscal, e incluso, a funcionarios públicos que no pueden conservarlas como obsequios, por su labor.

"Están muy padres, pero la verdad yo no compraría ninguna. Nomás de pensar que detrás de cada joya, de cada zafiro, hubo sangre derramada, mucha sangre de mexicanos, no podría", dice a EL UNIVERSAL, Juan Carlos Barragán, uno de los asistentes,.

Juan Carlos acudió por primera vez a Los Pinos con su esposa, Laura Jiménez, y sus dos hijas. Al entrar, por la puerta del metro Constituyentes, les dijeron que la exposición estaba a unos cuantos pasos, y fueron de los primeros en visitarla, en su día de apertura.

El lote 91 fue el que más llamó su atención, es la pluma fuente de oro blanco de 18 quilates, marca Montblanc, que tiene la bandera de México hecha de 104 esmeraldas, color verde intenso; 104 rubíes, color rojo morado; 80 diamantes; y un precio de 374 mil 400 pesos.

"Te la cambio por esa que traes", dice entre risas a la reportera que anota su testimonio con una bic de tinta negra. Laura, su esposa, afirma que son objetos muy ostentosos y ante la noticia de que algunos habían sido regalos para funcionarios públicos, sentencia: "qué bueno, traer eso en la calle es un mero peligro".

Las dos niñas de Miriam avanzan en la exposición, no alcanzan a ver muchas de las joyas, todo parece ser tan grande, tan inalcanzable; incluso una de las policías federales que cuidan la exposición. La más pequeña le hace señas de saludo y la mujer policía solo sonríe.

La gente observa curiosa mientras una mujer lanza una frase y suelta carcajadas: "¡Si me pongo una de esas pulseras me la arrancan con todo y mano!". Una más pregunta los horarios de la exposición a una persona con gafete del SAE: de las 11 a las 16 horas, hasta el domingo 28, cuando se lleve a cabo la subasta.



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