Culpan de muerte a ley de prostitución
París, Francia.
Para muchas prostitutas en Francia, la muerte de Vanesa Campos era prueba de los crecientes peligros que enfrentan desde que el Parlamento aprobó una ley hace dos años que penaliza a quienes pagan por sexo en lugar de a quienes lo proporcionan.
Campos, una peruana de 36 años, formaba parte de un grupo de prostitutas transgénero que trabajan en el Bois de Boulogne, un parque boscoso en el oeste de París. Una noche a mediados de agosto, fue muerta a tiros cuando unos ladrones trababan de robar a su cliente, quien sobrevivió.
"Morir así en un arbusto no es vida", lamentó Giuliana, una peruana de 38 años que dio sólo su nombre de pila, al temer por su seguridad.
Los clientes de una prostituta ahora enfrentan multas de hasta mil 500 euros, o unos mil 750 dólares, y alrededor de 2 mil 800 personas han sido acusadas hasta ahora, de acuerdo con el Ministerio del Interior.
La ley tenía por objeto desalentar la prostitución y a la vez aumentar la seguridad de las sexoservidoras. En lugar de eso, argumentan muchas de ellas, ha hecho que las cosas sean considerablemente más peligrosas.
Una de las razones por la creciente exposición a la violencia, afirman las prostitutas, es que los clientes ahora exigen tener sexo en lugares apartados, donde es poco probable que la Policía realice rondines.
Hay unos 30 mil trabajadores sexuales en Francia, de acuerdo con estimaciones gubernamentales, y el 93 por ciento es extranjero. Campos era parte de un subgrupo de prostitutas transgénero latinoamericanas que surgió en el Bois de Boulogne durante los últimos dos años, y sus colegas afirman que el lugar aislado donde trabajaba la convirtió en un blanco fácil para un grupo de ladrones que las han atacado a ellas y a sus clientes en repetidas ocasiones.
Cinco personas han sido acusadas de homicidio y robo en el caso de Campos.
Para algunos, su muerte resaltó la poca atención que se brinda a la violencia contra las prostitutas.
"La clase política permanece callada", escribió Thierry Schaffauser, presidente de Strass, un sindicato de sexoservidores en Francia, después del asesinato de Campos.
"Nuestras muertes son normalizadas. Una prostituta que muere es algo así como una persona que es eliminada en un videojuego. No importa".
El 42 por ciento de los sexoservidores en Francia afirma que ha sido expuesto a mucho más violencia desde que la ley del 2016 entró en vigor, de acuerdo con una encuesta entre 583 trabajadores sexuales realizada este año para Médecins du Monde y otras organizaciones no gubernamentales.
Para Schaffauser, las políticas que ven a todos los sexoservidores como víctimas empeoran la situación al mezclar la prostitución y el tráfico humano. Aunque reconoce que muchos han sido obligados a practicar la prostitución, argumenta que otros, incluyendo a él, simplemente quieren seguir trabajando.
"Las autoridades ven equivocadamente todo el trabajo del sexo como una forma de violencia, y se niegan a escuchar si no planeamos dejar la prostitución", manifestó en una entrevista.
"Mientras tanto, la violencia en sí dentro del trabajo del sexo está aumentando, y dicen, 'miren, el trabajo sexual es violento'. Es un ciclo vicioso".