Corea del Sur y Estados Unidos inician ejercicios militares para detener a Corea del Norte
Washington defiende que ha reducido el número de soldados desplegados por razones tácticas
Estados Unidos y Corea del Sur comenzaron este lunes diez días de maniobras militares conjuntas en la península coreana. Estos ejercicios, de carácter anual y programados desde hace meses, coinciden con un contexto de fuerte tensión en la zona derivado de la escalada verbal protagonizada por Washington y Pyongyang en las últimas semanas. Países como China y Rusia han pedido la suspensión de estos juegos de guerra para evitar que la espiral belicista en la región se reactive, teniendo en cuenta que Corea del Norte dijo haber aplazado un supuesto plan para atacar las aguas de Guam a la espera de los movimientos de Estados Unidos.
Las maniobras, bajo el nombre de Ulchi Freedom Guardian, forman parte del estrecho vínculo que une ambos ejércitos desde el fin de la Guerra de Corea y se realizan desde el año 1976. Este año participan en ellas unos 50.000 soldados surcoreanos y unos 17.500 estadounidenses, una cifra algo menor a la del año anterior porque la parte americana ha disminuido el número de efectivos, informa la agencia surcoreana Yonhap. La decisión de reducir el despliegue de estos ejercicios, según explicó el secretario de Defensa, James Mattis, no responde a las amenazas norcoreanas más recientes, sino a razones tácticas.
Los ejercicios se basan en una simulación bélica por ordenador pero movilizan a miles de soldados, que ensayan la posible respuesta a una invasión del Sur por parte del Norte. En ellos se consideran varios escenarios como bombardeos, ataques terroristas o el uso de armas químicas o biológicas en las principales ciudades surcoreanas. No hay indicios de que Estados Unidos haya desplegado en la península portaaviones, submarinos nucleares o bombarderos. "[Las maniobras] está diseñadas para mejorar la preparación, proteger la región y mantener la estabilidad en la península coreana", dijeron las autoridades de Corea del Sur.
Aunque según Estados Unidos y Corea del Sur estas maniobras tienen una finalidad defensiva y disuasiva, para Pyongyang son un argumento más para la tesis de que sus enemigos preparan un ataque contra su territorio. En años anteriores, el régimen norcoreano ha respondido a los ejercicios con pruebas de misiles balísticos. En 2016, por ejemplo, lanzó con éxito un proyectil desde un submarino que voló unos 500 kilómetros y cayó en aguas del mar de Japón (mar del Este para las Coreas). En 2015, ambas Coreas intercambiaron fuego de artillería en la frontera.
La reacción de Corea del Norte a las pruebas de este año llegó antes incluso de su comienzo. En un editorial el domingo, el periódico Rodong Sinmun acusó a ambos países de "echar gasolina al fuego" y consideró que "estas provocaciones militares (...) han llevado a la península coreana a una situación extremadamente tensa". También advirtió a Washington que, en caso de conflicto armado, el suelo estadounidense no saldría indemne: "Si Estados Unidos está perdido en la fantasía de que la guerra en la península tendría lugar en otro país, lejos de ellos, al otro lado del Pacífico, está más equivocado que nunca".
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El régimen liderado por Kim Jong-un y Estados Unidos, en boca de su presidente, se enzarzaron en un cruce de declaraciones bélicas tras la nueva ronda de sanciones económicas aprobadas por la ONU. A la airada reacción de Pyongyang, Donald Trump sorprendió a medio mundo y prometió a Corea del Norte "fuego y furia" si no cesaban sus amenazas. El país asiático respondió con un supuesto plan para lanzar cuatro misiles de medio-largo alcance hasta las costas de Guam, una pequeña isla estadounidense en el Pacífico que alberga dos importantes bases militares estratégicas para las operaciones del Ejército americano en Asia. Kim decidió posponer este ataque para "observar un poco más" los movimientos de Estados Unidos en la región, según informó la semana pasada la propaganda norcoreana.
Muchos expertos consideran que los actuales ejercicios militares podrían servir como excusa para que el líder norcoreano ordene una nueva prueba de misiles balísticos, aunque no necesariamente hacia Guam. En este sentido, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, ha advertido a su vecino del Norte que no utilice estas maniobras "como pretexto para provocar y agravar la situación".
En Seúl, grupos pacifistas protestaron este lunes contra las maniobras e instaron a los aliados a dejar de realizarlas, informa Efe. La suspensión de estos ejercicios es parte de la propuesta de China y Rusia para encauzar la situación en la península coreana, aunque a cambio Corea del Norte debería comprometerse a paralizar su programa nuclear y de misiles. Ambas partes lo han rechazado. "No creemos que estos ejercicios conjuntos contribuyan a aliviar las actuales tensiones e instamos a las partes a que consideren seriamente la propuesta de suspensión por suspensión", dijo este lunes al respecto la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying.