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Continúa Carmen brindando todo su apoyo a ‘Alfredito’

La empleada que fue regañada y sancionada por hacer acto de caridad, ahora es considerada una heroína

Son buenos amigos, todos los días se encuentran en las oficinas de Tránsito y Vialidad, se consideran familia.Continúa Carmen brindando todo su apoyo a ‘Alfredito’

Luego de que EL MAÑANA diera a conocer la historia de Carmen Castillo, una empleada de limpieza adscrita a las oficinas de Tránsito y Vialidad de Reynosa que fue amonestada por haber lavado la ropa de un indigente durante su turno de trabajo, autoridades informaron que quien interpuso la sanción fue retirado.

Se trata de Lázaro Ruiz, antiguo supervisor del área y que en el reporte expresó su descontento al afirmar que la obra de caridad iba dirigida hacia “Un loquito”.

“Al hacer mi recorrido por la parte trasera del área de barandilla, encontré a la señora lavando la ropa de Alfredo (El loquito), a lo que amonesté y me empezó a decir que su área ya la había terminado”, se leía en el acta de hechos.

Carmen, quien desde hace 26 años trabaja en labores de aseo, lleva tres meses en este organismo, desde entonces brinda alimento, bebida, ropa y atención al indigente, a quien todos conocen como “Alfredito”, puesto que padece de sus facultades mentales.

Él suele deambular por diversas calles de colonias como Rodríguez y Longoria, pero en las oficinas de Tránsito ha encontrado a personas como Carmen que lo apoyan en su lucha diaria.

Ahí, lo han adoptado como un miembro más de la familia, por lo que para demostrar su gratitud recoge basura de las calles, desempolva espacios e incluso da señales viales. 

SU HUMILDAD

Aunque sus compañeros le han expresado a Carmen diversas muestras de apoyo y respaldo por sus acciones, incluido el nuevo supervisor quien afirma recibió instrucciones apegadas al respeto de los derechos humanos, ella conserva el sentido de humildad.

“Me han dicho que muchas felicidades por lo que hice, la verdad es que yo no siento que me deban felicitar, es algo natural tener empatía con el prójimo, yo solo le pregunté si él necesitaba que le levaran la ropa, me dijo que sí y fue lo que hice, ahora han pasado muchas cosas, no sé como sentirme”, dijo.

Aquel 19 de noviembre, el día del regaño, lo recuerda con nostalgia, le resulta inevitable no soltar lágrimas al hablar sobre cómo Ruiz la humilló y regañó frente a varios de sus compañeros, sin percatarse que había reporteros escuchando.

“Ese día yo ya había terminado de limpiar mi área, inocentemente opté por lavar la ropa de Alfredito, cuando el supervisor me encontró me regaño frente a todos, me gritó, yo le decía que se calmara pero más se molestaba, entonces mi única defensa fue llorar”, narró.

El semblante de tristeza se mantiene al pensar en “Alfredito” puesto que ella tiene un sobrino con la misma condición.

SU LLAMADO. A tocarse el corazón 

“Me cuesta mucho trabajo creer que hay personas que discriminan a otras solo por no tener beneficios de salud, yo lo he visto, les hacen caras, se burlan, todos los días ocurre con mi sobrino, le pido a la gente que se toque el corazón, que recuerde que todos somos vulnerables”, exhortó. 

Ahora Carmen es reconocida por sus compañeros como una heroína. Trabaja durante el turno matutino y aunque padece de un desgaste de cartílago severo que la obliga a portar un bastón, ella realiza su trabajo impecable, sube, baja escaleras, lustra los azulejos, limpia los escritorios y todavía le queda tiempo para apoyar a los más necesitados.



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