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Condenan a seis policías argentinos por torturas

Un tribunal sentencia a los uniformados a penas de entre ocho y diez años de cárcel por golpear y amenazar a dos adolescentes de una villa miseria de Buenos Aires en 2016

Condenan a seis policías argentinos por torturas

En la noche del 24 de septiembre de 2016, el argentino Ezequiel Villanueva Moya, de 15 años, fue detenido por policías en una de las villas miseria más grandes de Buenos Aires, la 21-24. Cuando Iván Navarro, de 18 años, se acercó para saber qué pasaba, lo detuvieron también. Los dos adolescentes fueron después esposados, torturados y amenazados de muerte en un descampado a orillas del Riachuelo, el río más contaminado de Argentina. Casi dos años después, un tribunal condenó a penas de entre ocho y diez años de cárcel a seis policías por las torturas infligidas esa noche a los dos jóvenes, en el primer fallo por este delito por hechos cometidos bajo la gestión de Mauricio Macri. 

Los condenados fueron Leandro Adolfo Antúnez, Orlando Ariel Benítez y Osvaldo Alberto Ertel a 10 años y seis meses de prisión y Eduardo Sandoval, Ramón Falcón y Yamil Marsilli a 8 años y 11 meses. En todos los casos fueron condenados por los delitos de tortura, privación ilegítima de la libertad, lesiones leves y robo agravado y calificado.

Al conocerse la sentencia, decenas de familiares, amigos y vecinos de Navarro y Villanueva Moya estallaron en aplausos en la calle y pidieron la dimisión de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a la que acusan de convalidar las prácticas represivas de la policía en los barrios más pobres de la ciudad. "Festejamos este mojón en la lucha contra la impunidad en un contexto de creciente hostigamiento a los sectores populares", declaró la abogada querellante, Gabriela Carpinetti, a las puertas del Palacio de Justicia. 

"El tribunal dijo que lo que los pibes habían denunciado había pasado. Que efectivamente los habían torturado, los habían llevado a la vera del Riachuelo y que amenazaron con gatillarlos", sostuvo la directora del Área de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Paula Litvachky. Según el relato de Navarro frente al tribunal, los prefectos lo golpearon en la espalda, en la cara, le dieron puntapiés cuando estaba en el suelo, uno le puso un cuchillo en la garganta y otro lo amenazó con su arma reglamentaria. "Me dijo 'metete mi pistola en la boca' y me la puso en la boca", contó Navarro.

El CELS, uno de los organismos de derechos humanos más reconocidos de Argentina, denuncia que la policía hostiga y humilla con asiduidad a jóvenes de los barrios del sur de la ciudad, los más pobres, y en algunos casos llega a situaciones extremas, como las torturas infligidas a Navarro y Villanueva Moya. "La mayor parte de estos hechos quedan impunes porque no son conocidos ni denunciados. Pero en este caso ocurrió algo diferente, gracias a la presencia de una organización como La Poderosa con capacidad para visibilizar el hecho y a funcionarios judiciales que desde el primer momento se tomaron en serio lo que los jóvenes contaron y las múltiples evidencias que apuntaban a la veracidad de sus testimonios", señaló el CELS en un comunicado. Aún así, el fallo no es firme y puede ser recurrido.

Visiblemente emocionados, Navarro y su familia se sumaron a la celebración frente al Palacio de Justicia. "Les dijeron que eran unos negros de mierda y que nadie los iba a reclamar. Hoy se vio que sí que los vamos a reclamar. Nunca más un pibe torturado", señaló Graciela, su abuela.

"Hoy, mientras tenía lugar la última jornada del juicio, los familiares de Ezequiel Demonty realizaban un homenaje en su memoria en la orilla del Riachuelo porque se cumplen 16 años del día en el que policías de la Federal llevaron a tres jóvenes a ese lugar, los torturaron y los obligaron a saltar. Demonty, que tenía 19 años, no pudo salir del agua y falleció", destacó el CELS.




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