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¿Con quién desayuna el Presidente?

Un desayuno en Palacio Nacional no es sólo para compartir café y chilaquiles, en esas citas se discute, se negocia y se buscan acuerdos

CIUDAD DE MÉXICO.

¿Con quién desayuna el Presidente?

Esta oficina tampoco es capaz de responder a una segunda solicitud y decir con quiénes ha desayunado el Presidente porque no encontró "documento ni elemento alguno que permita advertir o suponer" que esa información estuvo en sus archivos. Y es que un desayuno en Palacio Nacional no es sólo para compartir café y chilaquiles, en esas citas se discute, se negocia y se buscan acuerdos.

En el sitio web de Presidencia tampoco existen documentos ni publicaciones que permitan saber la agenda privada de López Obrador ni identificar a sus invitados o a quienes acuden a desayunar con cargo al erario.

Que la secretaría particular no tenga registro de su agenda diaria y de sus reuniones desde el 1 de diciembre del año pasado contraviene el artículo 13 del Reglamento de la Oficina de la Presidencia de la República, donde se establece que esta área es la encargada de diseñar la agenda y llevar el calendario de actividades del mandatario en funciones. Si esa oficina cuenta con la información y la oculta está cometiendo un delito.

La Ley General de Archivos sanciona con pena de tres a diez años de prisión a los funcionarios que escondan información y documentos de los archivos que se encuentran bajo su resguardo. Ante la falta de información oficial, las redes sociales descubren una parte de lo que se ha vivido en algunas mañanas en Palacio Nacional. Gracias a Twitter sabemos que Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, ha desayunado por lo menos dos veces con López Obrador este año. El 3 de abril, el Presidente compartió en su cuenta de Twitter que juntos habían comido chilaquiles, frijoles, queques y jugo de toronja.

El 1 de octubre el senador zacatecano volvió a Palacio Nacional para hablar de la agenda legislativa y degustar tlacoyos, fruta y jugo. Dos días después, López Obrador difundió vía Twitter y Facebook que había desayunado con el empresario Ricardo Salinas Pliego, integrante del Consejo Asesor Empresarial del Presidente.

Las redes sociales también sirvieron para conocer que Mario Delgado, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, estuvo el 1 de mayo con López Obrador para hacer un balance de la agenda legislativa y que el 8 de octubre cinco legisladores de Estados Unidos desayunaron en Palacio Nacional.

Otro sexenio, otra respuesta Cada administración tiene sus criterios y reparos. Así, la transparencia se interpreta a contentillo de los funcionarios en turno. En una solicitud de información similar realizada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, la secretaría particular del Presidente ofreció otra respuesta.

El 4 de junio de 2016 se le requirió una copia de la agenda pública y privada de Peña Nieto en los primeros tres años de su gobierno.

La secretaría particular puso a disposición mil 309 hojas con datos desde el 1 de diciembre de 2012. Aunque se le pidió copia simple de los documentos, sólo permitió hacer una consulta directa en sus oficinas ubicadas en la Avenida Nuevo León, en la Ciudad de México.

Esa información tenía inconsistencias, estaba fragmentada y sin un criterio definido. Por ejemplo, transparentó la reunión privada del 22 de febrero de 2013 con el senador estadounidense John McCain en Los Pinos, la llamada telefónica del miércoles 23 de septiembre de 2015 con Barack Obama, la cita del 10 de septiembre de 2013 con el financiero Larry Fink, fundador de Black Rock, o entrevistas con periodistas, como la del 31 de mayo de 2013 con un reportero del Financial Times. En Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump ha buscado cerrar los accesos a cualquier registro oficial.

En abril de 2017, Trump impidió que se siguiera difundiendo qué personas visitan la Casa Blanca. Con esa decisión cambió por completo la política de transparencia iniciada en 2009 por Barack Obama, que ordenó publicar los nombres de todos los que entraran a la residencia presidencial. Así fue como se creó una lista con los datos de más de seis millones de personas que ingresaron a la Casa Blanca en ocho años.

En la lista aparecieron empresarios, funcionarios, legisladores, cabilderos y hasta turistas que estuvieron en los recorridos guiados dentro del edificio. Organizaciones que trabajan en favor de la transparencia, como la National Security Archive de Estados Unidos, han alertado que frente al asedio de empresarios, cabilderos y grupos de interés por influir en los gobiernos, hacer públicas las agendas de los funcionarios y los registros de visita en despachos oficiales es indispensable para la democracia.



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