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¡Con estrella!

El austriaco rompió esquemas como piloto y luego gozó de éxitos como asesor en las grandes escuderías de Ferrari y Mercedes

Rudo, directo, pero sin duda un genio, así era Niki Lauda.

¡Con estrella!

Lauda se caracterizó por ser demasiado detallista al momento de alistar su coche, la clave quizá de por qué fue campeón de la Fórmula Uno en tres ocasiones (1975, 1977 y 1984).

Su rivalidad con James Hunt está considerada como una de las mayores del deporte, misma que fue llevada al cine con la película “Rush”, centrada en el punto más alto que alcanzó ésta en 1976.

En ese año, Lauda mostró las agallas que un piloto debe tener.

Tras sufrir un terrible accidente en Nürburing, en el Gran Premio de Alemania, que le dejó quemaduras en la cara, además de severos daños en los pulmones, Lauda regresó a las pistas seis semanas después, en el Gran Premio de Italia, donde finalizó cuarto.

La temporada no la pudo salvar, pues al llegar al Circuito de Suzuka, la última fecha del calendario, el austriaco decidió no correr ante las condiciones metereológicas, dejando vía libre a Hunt para que se coronara.

Fuera de las pistas, Niki siguió mostrando por qué es considerado como un genio. Como asesor técnico recomendó a Ferrari contratar a Michael Schumacher y llevó a Lewis Hamilton a Mercedes.

El espíritu de Lauda se mantiene en competencia. En la parte del motor del W11 de Mercedes, una estrella roja destaca entre las demás, es el pequeño homenaje que la escudería le realiza carrera a carrera a su maestro.



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