buscar noticiasbuscar noticias

“Comían tranquilamente y un helicóptero les lanzó varios misiles”

Una nebulosa de confusión envuelve la matanza de un convoy turístico en Egipto, en la que murieron ochos viajeros mexicanos y cuatro de sus acompañantes egipcios.

 “El Gobierno ha secuestrado a los heridos para que no hablen con nosotros o con los medios de comunicación”, denuncia a EL PAIS Amr Imam, familiar de Awad Fathi, uno de los guías egipcios asesinados. Un fuerte despliegue policial impide a los periodistas entrar en el hospital Dar al-Fouad, donde están internados los diez supervivientes del brutal ataque, informa desde El Cairo Azza Guergues.

“Comían tranquilamente y un helicóptero les lanzó varios misiles”

A partir de las declaraciones de los familiares de las víctimas es posible reconstruir parcialmente los acontecimientos de aquella fatídica tarde. La escena en el desierto egipcio de Darb al Wahat durante el mediodía del pasado domingo era de lo más habitual: un grupo de turistas, sus chóferes y guías había hecho un alto en el camino para almorzar. Por su belleza natural, el paraje atrae cada año a miles de turistas. Eran aproximadamente las 14.00 y caía un sol de justicia. “Estaban comiendo tranquilamente, y de repente, apareció un helicóptero y les lanzó varios proyectiles, destrozando sus vehículos”, cuenta un familiar de uno de los chóferes que conducía el convoy de turistas mexicanos.

El bombardeo, llevado a cabo por error por parte del Ejército egipcio, causó la muerte de ocho viajeros mexicanos, además de otros cuatro acompañantes de nacionalidad egipcia, según fuentes de la fiscalía egipcia. Una masacre. El Gobierno egipcio atribuyó la tragedia a un error. Las fuerzas de seguridad realizaban una “operación antiterrorista” en la zona y habrían confundido el picnic turístico con campamento de yihadistas pertenecientes a la filial egipcia del autodenominado Estado Islámico.

Todos las versiones de los testigos oculares coinciden en la existencia de un ataque aéreo por parte de un helicóptero Apache de fabricación estadounidense. “Nos encontrábamos a unos 200 metros de la carretera … nos sorprendió un estallido súbito y muy fuerte”, relató en una entrevista telefónica al programa de televisión Jadra al-muatin (“La presencia del espectador”), Sharif Faruq, uno de los supervivientes egipcios que resultó levemente herido a causa del impacto de metralla en una pierna.

De la decena de heridos, algunos de ellos en estado crítico, siete son de nacionalidad mexicana, dos de nacionalidad egipcia, y una mujer es de nacionalidad estadounidense. Todos ellos fueron evacuados en ambulancia y conducidos al hospital de Dar al-Fuad, situado al oeste de El Cairo. “La mayoría padecen fracturas en las extremidades y quemaduras de primer y segundo grado”, declaró al diario oficialistaAl Ahram Mona al-Bakry, portavoz de la clínica. La cancillera Ruiz Massieu viajó el lunes a la capital egipcia acompañada de varios familiares de las víctimas para visitar a los supervivientes y proporcionarles asistencia.

De acuerdo con la versión del Gobierno egipcio, el convoy de viajeros, formado por cuatro vehículos todoterreno, no contaba con los permisos necesarios para circular por la ruta escogida. Sin embargo, fuentes de la compañía turística Windows of Egypt -la encargada del recorrido- lo niegan y sostienen que habían informado debidamente a las autoridades.

Para demostrarlo, uno de sus responsables hizo público a través de su cuenta de Facebook de una fotografía del calendario de actividades del grupo firmado por un responsable de la policía turística. En el documento, se puede leer que a las 8.00 de la mañana, el convoy debía “moverse hacia Wahat al-Bahariya”, el lugar del siniestro.

De hecho, incluso les acompañaba un agente de policía, que resultó herido en el ataque. Por su parte, el superviviente, Rashid Faruq, confirmó en su intervención televisiva que “no había ningún cartel que indicara que se trataba de una zona de paso restringido”, como habían ya señalado los responsables de Windows of Egypt y varios guías turística que operan en el Desierto Blanco.

Desde hace un par de años, Egipto padece el azote de una tenaz insurgencia islamista que se ha cobrado la vida de cerca de 700 agentes de las fuerzas de seguridad. Varias organizaciones de derechos humanos, incluida Human Rights Watch, han denunciado que el Ejército egipcio aplicaba una política de tierra quemada en los puntos más calientes del conflicto, como la península del Sinaí.

Además de abusos contra la población civil, han criticado la impunidad de las fuerzas del orden, que raramente deben rendir cuentas ante los tribunales. De hecho, una ley antiterrorista aprobada el mes pasado blinda a los agentes de cualquier persecución legal por acciones derivadas de la lucha antiterrorista.

imagen-cuerpo

Calendario de actividades




DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD