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Ciudad brasileña cae al mar tras desviarse el río

Justamente lo que atraía a los turistas a Atafona -el mar-se convirtió en su peor enemigo

Hace décadas, Júlia María de Assis, creía que llegado el momento se haría cargo del hotel que construía su padre en Atafona, un balneario en la costa del estado de Río de Janeiro.

Las ruinas del Hotel Predio do Julinho que se derrumbó en 2008 debido al avance del mar.Ciudad brasileña cae al mar tras desviarse el río

“Iba a tener 48 suites... un gran hotel que nunca empezó a operar”, dijo de Assis, de 51 años, contemplando los escombros de lo que había sido el sueño de su familia. “Aunque la estructura del hotel era fuerte, cada vez que las olas rozaban el edificio lo dañaban y finalmente se derrumbó.

Debido a la actividad humana, a lo largo del último medio siglo el océano Atlántico avanza implacable sobre Atafona, parte del municipio de Sao Joao da Barra, a 250 kilómetros (155 millas) de la capital de Río de Janeiro, donde viven 36.000 personas. El cambio climático deja poco lugar a la esperanza de una solución. Atafona desaparecerá bajo el mar.

El río Paraiba do Sul, que se origina en el vecino estado de Sao Paulo, arrastra sedimento y arena hasta Atafona y lo echa al Atlántico. En la década de 1950 desviaron su cauce para llevar agua a la capital, lo cual debilitó la barrera natural que protegía a Atafona del océano, dijo Pedro de Araújo, profesor de tecnología de materiales en el Instituto Federal Fluminense.

“Debido al menor sedimento y arena que estabilizaba la costa, el mar carcome la ciudad”, dijo De Araújo, quien estudia la erosión del río para su tesis de doctorado y elabora un modelo de lo que sucederá con su delta en el futuro. Calcula que el río tiene un tercio de su caudal original.

INCREMENTA LA VULNERABILIDAD

La deforestación de los manglares en las últimas décadas también ha incrementado la vulnerabilidad de Atafona, agregó De Araújo. La posición promedio del mar avanza unos cinco metros tierra adentro cada año, según sus cálculos.

“A veces el agua me llega hasta las rodillas. Mi gran temor es que algún día se llevará mi vivienda”, dijo la pescadora Vanesa Gomes Barreto, de 35 años, en el puesto donde vende sus pescados. “Antes había una capilla, una panadería. Era una ciudad muy grande, de la que solo queda una parte. El mar se tragó todo, incluso mi infancia”.

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| La frase “Teme a Dios. Adora al creador porque llega su juicio” escrita en portugués en el muro de un edificio derrumbado.

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| Julia Maria de Assis, hija del dueño del Hotel Predio do Julinho, que se derrumbó en 2008.

Estudian soluciones

- Los especialistas han estudiado diversas soluciones

- El ascenso del nivel del mar significa que la destrucción continuará.

- La gente suele preguntarle a de Assis si las peripecias de la ciudad la entristecen. Dice que está agradecida de haber nacido en Atafona, pero que los seres humanos deben respetar a la naturaleza.

- “Siento nostalgia por la casa donde pasaba los veranos”, dijo, y señaló el mar. “Está en el fondo del océano Atlántico”.



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