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CES muestra avances en objetos cotidianos en Asia

Desde pinos virtuales, espejos que te enseña como quedara tu maquillaje o un minibús autónomo forman parte de la expo.

“El futuro será una combinación del mundo real y del mundo virtual. Y ese último cada vez será más amplio e importante. Estamos en los albores de una nueva era”. Kevin Ho, presidente de la división de móviles de Huawei, está muy seguro de lo que dice, pero no tiene en mente las aparatosas gafas de realidad virtual cuando se refiere a ese naciente mundo paralelo. Él piensa en un mundo virtual al que se entra sin molestos accesorios, que está hecho a imagen y semejanza del real, y que se construirá con un variado catálogo de aparatos y de tecnologías.

CES muestra avances en objetos cotidianos en Asia

“En el futuro podremos grabar todo lo que vemos, subirlo directamente a la nube, y luego recuperar esos momentos”, añadió ayer durante la conferencia inaugural de CES Asia, la mayor feria tecnológica del continente. “Estamos desarrollando metalentes tan finas que nos permitirán miniaturizar las cámaras y sustituir los objetivos actuales. También podremos capturar lo que no vemos a través de la fotografía de fotones y de femto. Luego, todo eso creará un mundo que podremos presentar a través de imágenes holográficas. Ya estamos diseñando pantallas 3D para teléfonos móviles que no requieren gafas”, afirmó.

El futuro que avanza Ho puede parecer muy lejano, y es cierto que guarda cierta similitud con el que describe la película Anon. Pero basta un paseo por los gigantescos pabellones del Nuevo Centro Internacional de Exposiciones de Shanghái para certificar que no es así. La tecnología que hará posible ese nuevo mundo virtual ya está aquí. Y, en gran medida, es china. Desde los hologramas que Dsee.Lab crea con un curioso ventilador de luces LED, hasta los pianos virtuales proyectados por los Puppy Cube de Puppy Robot que suenan como uno real.

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El primero puede crear imágenes 3D en movimiento conectado a un móvil o a un ordenador, y tiene capacidad para funcionar con una secuencia pregrabada -que se utiliza sobre todo con fines publicitarios- o con imágenes en tiempo real, lo que permite hacer espectaculares presentaciones de ciencia ficción. El segundo aparato es bastante más sofisticado. Se trata de un cubo negro que proyecta imágenes interactivas en 2D sobre la superficie deseada. Sirve para aprender a tocar el piano de forma virtual -proyecta teclas que suenan cuando se tocan-, a escribir, e incluso a cocinar -puede mostrar los diferentes pasos de una receta en la encimera-. Y luego sirve para jugar, hacer videoconferencias, y hasta para controlar los electrodomésticos del hogar inteligente que crea el Internet de las Cosas.

Espejo

“Estamos convencidos de que el futuro pasa por la integración del mayor número de sistemas en un solo aparato”, comenta un responsable de Puppy Robots apellidado Han. “Eso abaratará los costos y permitirá a los usuarios hacer muchas cosas que antes no habrían estado a su alcance. Como tocar el piano sin necesidad de comprar uno”, añade. La plataforma de comercio electrónico JD también ofrece un ‘espejo’ -en realidad una pantalla con una cámara- que permite al usuario vestirse y maquillarse de forma virtual para determinar más rápido que conjunto quiere lucir en la vida real. Sin duda, los nuevos avances crean un mundo en el que nada es lo que parece a primera vista.

O casi nada. Porque los robots de compañía sí que parecen todavía robots. Pero sorprende cómo han mejorado tanto sus capacidades como su movilidad. Buen ejemplo de ello son las mascotas de Shifeng Culture. Estos perritos de metal y plástico no pretenden pasar por los de carne y hueso, pero Lin Lizhen, responsable regional de la empresa, está convencida de que son mucho más útiles. “En el futuro, con una sociedad cada vez más individualista y envejecida, los robots van a ser un pilar importante de nuestra vida. No solo nos harán compañía sin el engorro de un animal real, sino que también cuidarán de nosotros”.

Los modelos más avanzados de su catálogo cuentan ya con diferentes sistemas de monitorización: desde cámaras a las que se puede acceder por control remoto, hasta sensores que pueden detectar emergencias médicas y dar la voz de alerta. “Un robot como este puede prevenir la muerte de gente que vive sola y, en caso de que no sea posible salvar su vida, evitar que su cuerpo no se encuentre hasta mucho tiempo después”.

Salud

La visión de Changren Tech es algo menos macabra, pero su robot Xiaobao también ha sido creado con la salud en mente. Utiliza diferentes accesorios -como medidores de presión arterial, de glucosa o de sangre- para hacer pruebas médicas en casa. Está conectado a Internet y cuenta con una gran base de datos en la nube que le permite emitir un diagnóstico previo. En caso de que detecte alguna anomalía, hace una llamada al médico y crea una videoconferencia con el profesional sanitario determinado.

Además, diferentes sensores controlan parámetros del entorno -como la contaminación o la humedad- y, como colofón, es capaz de contar un cuento a los más pequeños antes de dormir. “Todavía no estamos acostumbrados a interactuar con robots. Nos parece algo poco natural. Pero en países como Japón cada vez es más normal, y, poco a poco, el mundo se irá acostumbrando”, vaticina Qiao Junfeng, director de Márquetin de Changren Tech.

De momento, el público ya se ha hecho a la idea de que los vehículos autónomos tampoco son algo de un futuro muy lejano, y CES Asia lo confirma. El espacio de Baidu, que ha desarrollado con numerosas marcas de automóviles su plataforma para vehículos sin conductor Apollo, muestra dos vehículos cuyo desarrollo ya está muy avanzado. El más pequeño es el Apollo Micro Car, una especie de furgoneta amarilla sin ventanas que se ha convertido en el primer vehículo sin conductor diseñado para la entrega de paquetes que entra en la fase de producción. La empresa china considera que este sistema de distribución de mercancía es más seguro y viable que los drones propuestos por compañías como Amazon o Alibaba.

Minibús autónomo

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El segundo vehículo es un minibús de 14 plazas llamado Apolong y fabricado por King Long. Puede parecer futurista, pero ya está en operación en diferentes zonas turísticas de varias ciudades chinas. “Como es un autobús que, por razones de seguridad, se mueve a baja velocidad, creemos que, de momento, es útil sobre todo en estos lugares, así como en zonas industriales o grandes urbanizaciones residenciales”, explica uno de los responsables del espacio de Baidu en CES Asia.

En cualquier caso, el futuro será ecológico o no será, ni real ni virtual. Eso es de lo que están convencidos en Hanergy, uno de los principales fabricantes de paneles solares de China. Además de llevar a cabo enormes proyectos energéticos, la empresa ha puesto en marcha también una línea de productos de consumo que pretende incrementar la conciencia de los ciudadanos de a pie. “Eso, y proporcionarles también algo práctico”, matiza Yao Shenlin, representante de Ventas.

Hanergy ha creado una familia de bolsos y de mochilas forrados con un film fotovoltaico ultrafino que carga una batería interna mientras su dueño camina por la calle. “Es perfecto para luego cargar nuestros dispositivos móviles, y creemos que resulta un elemento estético atractivo”, apunta Yao. Para gustos están los colores, pero es cierto que el diseño ha sabido adoptar este elemento sin estridencias. Y, para quienes no quieran acarrear un bolso, Hanergy también ha desarrollado una batería externa envuelta en este tejido fotovoltaico que se despliega para generar energía. Sin duda, se antoja un buen accesorio para la playa. “Tenemos que ir reduciendo la huella que dejamos en el mundo. Ojalá en el futuro sea cero”.





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