Castiga Guatemala rastro de corrupción
"Vinimos a votar porque estamos muy dolidos, pero tal como puede venir uno igual (al anterior Presidente), puede venir alguien mejor, y por eso estamos aquí".
Guatemala, Guatemala
Junto con 4 millones más de guatemaltecos, la capitalina participó en unas elecciones generales que siguieron a una difícil semana.
Ésta incluyó ver al ahora ex Presidente Otto Pérez Molina renunciar e ir a prisión provisional, acusado de corrupción.
Los guatemaltecos eligieron ayer entre el ex diputado Manuel Baldizón, que lideraba sondeos hasta que su candidato a vicepresidente fue señalado por lavado y cuyo partido fue acusado de cobijar a Pérez Molina; la ex Primera Dama Sandra Torres, y el comediante Jimmy Morales, que se vendía como candidato ciudadano y prometía reformas políticas.
Quién liderará el país, sin embargo, se definirá hasta el 25 de octubre, pues ningún candidato obtuvo apoyo suficiente para librar una segunda vuelta.
Durante la jornada, los miles que se manifestaron por cuatro meses cambiaron las pancartas y marchas que tiraron a Pérez Molina por dedos entintados.
Sin embargo, ese ejemplo ciudadano se cruzó con un ambiente conflictivo.
La jornada también tuvo episodios de violencia y 900 denuncias por delitos electorales.
"Ha habido violencia, acarreos y rivalidad entre partidos políticos. Tenemos reportes desde agresiones verbales hasta ataques y cierres de carreteras para evitar el traslado de gente de un lugar a otro", describió Édgar Milliam, observador electoral de la jornada.
El Ministerio Público garantizó la investigación de todos los casos.
"Son los mismos partidos los agentes de la violencia, el desorden, la corrupción y la compra de votos. Si no fuera por esa conducta, las elecciones serían un ejemplo a seguir, por la actitud de la ciudadanía", lamentó Manfredo Marroquín, de la ONG Acción Ciudadana.
"Precisamente acabamos de tener un Gobierno que cayó por corrupción, y los partidos políticos son hijos de ese sistema, sobre todo los que se dedicaron a coaccionar y a manipular el voto", añadió.
Por eso el sabor es agridulce.
Por un lado, ciudadanos apoyándose y hasta llevando alimentos a los agentes que resguardaban los recintos electorales.
Y, por el otro, situaciones como la captura de un representante de partido prometiendo vales de despensa por 35 dólares a cambio de apoyar a su agrupación.
Pero ni eso ni la lluvia que cayó en la capital en horas de la tarde desanimaron a los votantes a buscar su mesa.
El Tribunal Supremo Electoral reportó que el 78 por ciento del padrón inscrito acudió a sufragar.
"Yo no tenía pensado votar, pero las noticias de corrupción de estos días me hicieron cambiar de opinión", relata Patricia Castillo, quien votó en el centro Nimajuyú, de la Zona 21 en la ciudad.
"Ahora tendré toda la solvencia para protestar cuando algo no me parezca, y para demandar más del próximo equipo de Gobierno", concluyó.
La marimba que sonaba en uno de los centros de votación confirmó que esta vez había razones para bailar. El civismo pudo más que el conflicto.
Quien reciba el poder en enero, tendrá los ojos fiscalizadores de 15 millones de guatemaltecos, que quieren impedir que la historia de esta Administración se repita.