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Campanazos por Incendio en Reynosa, 1931

El comandante de la Policía Urbana, Andrés Bujano Jr., escuchó alrededor de las tres y media de la madrugada del 25 de mayo de 1931 varias detonaciones de arma de fuego muy precipitadas con rumbo a la Zona de Tolerancia. Éstas se repetían muy “continuadas”, observando que por aquel rumbo corría la gente. Momentos después una de las campanas de la Iglesia enfrente de la plaza empezó a “sonar muy apresuradamente”

Cronista Municipal de Reynosa

Plano en donde se ubicaba la zona de tolerancia en el año de 1933. AMRCampanazos por Incendio en Reynosa, 1931

Durante las primeras décadas del siglo XX el cruce fronterizo de Reynosa se vio envuelto en una constante inmigración de ciudadanos de diferentes partes del hemisferio. Según datos existentes en documentos de la sección de Comunicaciones de Presidencia del Archivo Histórico de Reynosa (AHR), ciudadanos de España, Líbano (entonces parte de Siria), Grecia (posesión de Italia),  China, Lituania, Inglaterra y otros países  terminaron viviendo en esta comunidad fronteriza. Las razones de su migración estaban ligada a eventos históricos de la época como fue la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial o la época de la prohibición de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos. 

Extranjeros en Reynosa

 A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 proliferaron los casinos, cabarets, casas de juego, restaurantes y todo tipo de diversión. Una nutrida población de mujeres y hombres de los Estados Unidos, músicos, bailarines, artistas de variedad y otras ocupaciones relacionadas con el espectáculo, tramitaban permisos temporales para trabajar en clubes y casinos distribuidos en diferentes puntos de la ciudad. 

 Se veían profesionistas extranjeros ejerciendo su trabajo en Reynosa.  Tal como el Dr. Carlos F. Graham, el perforador Vernon William Humphrey Peters, el geólogo Thomas Walsh Norris, el dinamitero Loyal H. Wells Ghering o el ingeniero Eugene Steriger Hoffman.  Estos últimos cuatro trabajaban en la incipiente industria petrolera (todavía no expropiada por el presidente Lázaro Cárdenas), en el campo “El Jabalí”. 

    El extranjero Curtis Leon Farrigton fue uno de los locutores que presentaba la programación en inglés en la famosa estación radiodifusora XEAW de Reynosa, como lo fue también, el operador de radio Vincent S. Baker, contratado por la empresa International Broadcasting Company S. A. de Reynosa.  

Varios documentos en el AHR enseñan la forma en la que la población de extranjeros fue monitoreada en esa época por la Secretaría de Gobernación.  La población de asiáticos de China estaba representada por Dack Toy Lai, Manuel Lee, Francisco Eng Po, Camilo Eng, Chou Wing, Francisco Wong, José Fong (dos personas con este nombre), Francisco Chiu, Gan un Che, Arturo Chio Ham, Tomas Ham, Rafael Wong, Chon Chin (conocido como Felipe Martínez) y otros. Los conciudadanos chinos generalmente administraban negocios de lavanderías, panaderías y restaurantes. En este último rubro, Jorge C. Yut administraba un restaurante de su propiedad cuando éste se incendió una madrugada de mayo de 1931, como lo menciona el relato siguiente.

El incendio

El comandante de la Policía Urbana, Andrés Bujano Jr., escuchó alrededor de las tres y media de la madrugada del 25 de mayo de 1931 varias detonaciones de arma de fuego muy precipitadas con rumbo a la Zona de Tolerancia. 

Éstas se repetían muy “continuadas”, observando que por aquel rumbo corría la gente. Momentos después una de las campanas de la Iglesia enfrente de la plaza empezó a “sonar muy apresuradamente”. Comprendió entonces que se trataba de una “quemazón”, quedando convencido que sí era un incendio, ya que se veía con rumbo al mencionado lugar. 

Se dirigió rápidamente, con algunos gendarmes de la alcaidía y vecinos que se le unieron en el trayecto al lugar del siniestro y encontraron en llamas una construcción de madera propiedad del chino Jorge C. Yut, que servía de restaurante. Para cuando llegó al lugar había mucha gente prestando auxilio, encontrándose entre ellos una gran cantidad de soldados del Sexto Regimiento pertenecientes a esta Plaza Militar.

Les fue materialmente imposible sofocar el fuego a pesar de los esfuerzos que se hicieron, quedando completamente destruida la estructura del establecimiento comercial, así como la casa contigua donde dormían el C. Yut y uno de sus paisanos.  Se quemaron la mayoría de los “enseres muebles” de ambas construcciones de madera, con excepción de unos “objetos menaje de casa” que se encontraban en el hogar donde descansaban.

Según datos proporcionados por los policías veladores Amadeo Sáenz y Cirilo Garza, testigos presenciales del incidente, el fuego se propagó desde la estufa dentro del restaurante. Opinaban que esto se debía a algún descuido de los mismos chinos, pues acostumbraban dejar la lumbre encendida. 

Declararon ambos que estaban sentados en el patio del cabaret el Farol cuando escucharon el ruido que parecía de un auto, llamándoles la atención porque eran altas horas de la noche y todo estaba en el más profundo silencio. Comentaron también que las “pupilas” que residían en el citado lugar estaban dormidas en sus respectivos cuartos.

Voltearon y observaron con asombro que dentro de la casa restaurante del chino Jorge, precisamente en la cocina, se notaban llamas que salían hacia arriba, entre el techo y la pared.  En ese momento Amadeo le dijo a su compañero Cirilo “los chinos se están quemando”. 

 Los dos hombres corrieron al lugar del siniestro con el fin de poder abrir alguna puerta para entrar a sofocar el fuego que apenas comenzaba por la estufa, pero no pudieron ingresar porque las puertas y ventanas estaban remachadas. Lo primero que hicieron fue disparar al viento sus pistolas para causar alarma en la población con el fin que se diera el auxilio necesario. 

Empezaron a llamar a los chinos que estaban encerrados y dormidos en la otra pieza. Después de muchísimos gritos y golpes dados en la puerta lograron despertarlos, finalmente salieron asustados.

Junto con los chinos trataron de abrir una de las puertas del restaurante y no les fue posible entrar porque la lumbre había abrasado todo el interior. En eso empezó a llegar más gente, pero ya no les fue posible extinguirlo. Cirilo Garza explicó que el incendio no pudo ser considerado como intencional porque todas las puertas y ventanas estaban cerradas por dentro del negocio y fue lo que impidió que se sofocara desde el principio. 

Al comandante Andrés Bujano le preocupaba que se apagara el rescoldo del fuego. Pues sabía que todas las casas de la Zona de Tolerancia eran de madera. 

Los peritos

De acuerdo con el artículo 73 del Código de Procedimientos Penales de Tamaulipas, se nombraron como peritos a los señores Agustín García y Elías Elías en las investigaciones del incendio. Éstos suponían que la lumbre había caído de la estufa y como el piso era de madera allí había principiado el fuego. Consideraron que éste fue accidental o más bien por descuido. 

 La averiguación previa del caso la abrió el Síndico del Ayuntamiento, Manuel A. de la Viña, en funciones de agente del Ministerio Público, practicando diligencias con el fin de determinar si el incidente había sido accidental o provocado. 

La conclusión del MP fue que todo se había consumido, asentando en el acta que en el lugar se encontraron restos de botellas de cerveza, aceros quemados, papeles, libros, un radio, muchos objetos de cocina y un comedor. Los rastros indicaban que allí estuvo el restaurante y la casa del chino Jorge C. Yut, determinando que fue un accidente.

 La ubicación de este establecimiento en dicha zona estaba flanqueada al poniente con el frente de la casa de la “Sra. Lili”, hacia el oriente por las construcciones que formaban parte del cabaret denominado “El Faro”, al sur quedaba el Salón Pulman, mientras que en la parte norte había un terreno baldío. 

El propietario, Jorge C. Yut, expuso que a las tres de la mañana había cerrado su establecimiento y se fue a acostar dejando la estufa con lumbre, como siempre la dejaba, cerrando todas las puertas y ventanas del mismo. Cuando los despertaron los veladores a él y a su sobrino Benito Cuan, el fuego ya se había propagado por todo el lugar y se extendía hacia la casa donde dormían. Razonó que sus pérdidas pasaban de los tres mil pesos. Los peritos consideraban que el valor de las dos construcciones de madera podía ser de mil ochocientos pesos, más los costos de los trastos menaje de casa. 

La zona de tolerancia estaba ubicada en esos años en el lado sur de la calle Colón, entre lo que actualmente son las calles Pascual Ortiz Rubio y Francisco Javier Mina. En este lugar permaneció la “Zona de Tolerancia” hasta que años más tarde sus edificios de madera fueron consumidos en su totalidad por el fuego de otro incendio.

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Constancia de internación de extranjero, 1934. AMR



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