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Calentamiento global afecta a los patos

Un estudio de 25 especies de aves acuáticas muestra la relación entre la subida de las temperaturas y cambios en sus zonas de distribución

Algunas que no estaban llegan, y otras que estaban se van. Las aves, ajenas a los intentos de encontrar una fórmula para frenar el calentamiento mundial del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), adaptan su comportamiento a los cada vez más calurosos tiempos modificando sus áreas de distribución.

Calentamiento global afecta a los patos

La investigación, con datos del censo internacional de aves acuáticas invernantes (coordinado por Wetlands International), indica que variedades como el pato colorado o el ánade friso están reduciendo la distancia de sus migraciones y usan nuevas zonas de invernada más próximas a los lugares de cría. Son áreas en las que la capa de hielo que las cubría hace dos décadas tiende a desaparecer, como ocurre, por ejemplo, en el mar Báltico. De esta forma, evitan peligros y ahorran energía. En España la recogida de datos ha estado coordinada por SEO/BirdLife.

"La abundancia de varias especies de aves acuáticas en España se reducirá progresivamente a medida que la temperatura siga aumentando", explica Diego Pavón-Jordán, uno de los investigadores responsables del estudio, desde Helsinki, donde trabaja en el laboratorio de Ornitología del Museo de Historia Natural. A escala continental, los núcleos principales de varias de estas especies "han sufrido un desplazamiento progresivo hacia el noreste de Europa en los últimos 24 años", desvela el informe.

Para alcanzar estas conclusiones, el equipo científico ha desarrollado unos modelos matemáticos que relacionan el movimiento anual del centro de gravedad de la distribución invernal en Europa de las especies (teniendo en cuenta su cantidad en los casi 12.000 humedales estudiados) con respecto a la variación de las condiciones climatológicas en invierno.

Entre todas las aves acuáticas, las especies buceadoras como, por ejemplo, el pato colorado, el porrón moñudo y las serretas mediana y chica han sido los que han respondido de forma más contundente a los cambios climatológicos. Otras, como el ánade silbón, el ánade friso o el pato cuchara han experimentado un comportamiento similar, pero son mucho más sensibles a olas de frío repentinas, como las vividas a principios de 2010 en el norte de Europa.

"Existe una tendencia hacia inviernos más cálidos, pero también se producen fluctuaciones anuales", comenta el científico. De esta forma, en años muy fríos hay irrupciones de estos patos en el sur de Francia o en España, pero en los más cálidos se observa cómo el centro de la población se desplaza hacia el norte y el este de Europa. "Se ha demostrado que realizar la invernada cerca de los territorios de cría beneficia a los individuos y a la especie a largo plazo porque pueden elegir zonas de calidad al llegar antes a ellas", añade Pavón-Jordán.

Esto no quiere decir que todos los individuos se queden en el norte, los hay en Centroeuropa, en Francia, en Alemania… "Las zonas periféricas son las más afectadas por estos cambios, porque el norte recibe más ejemplares, pero en territorios del sur y oeste, como en España, es donde se pierden", explica. A pesar de ello, "las grandes zonas de invernada del delta del Ebro, la Albufera de Valencia y Doñana no se van a quedar sin patos ni mañana ni pasado mañana, pero sí pueden existir otros lugares donde haya

especies

que no aparezcan más".




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