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Buscan volver, pero a Ucrania

El avión de la Fuerza Aérea Mexicana que llegó a Rumania fue enviado para rescatar a mexicanos que no quieren ser rescatados y que sólo se alejaron de la zona de conflicto con Rusia, pero que mantienen la esperanza de regresar a Ucrania

Con una vida arraigada en el Este europeo, Víctor Salazar huyó hace unos días de Kiev a Polonia.

Buscan volver, pero a Ucrania

 Otros connacionales que se encuentran del lado rumano tienen mascotas que no piensan abandonar, lo que complica la logística de un eventual vuelo de regreso a México.

 Hasta el momento, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no tiene certeza del número de mexicanos que podrían regresar al País en el Boeing 737-800 del Escuadrón 503 que tardó 21 horas en llegar de la Ciudad de México a la capital rumana Bucarest, después de dos escalas en Canadá y una más en Irlanda.

 En tan sólo cuatro horas, después de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ordenara la misión el sábado, el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) gestionó los permisos, trazó la ruta y dispuso del personal para realizar lo que el Canciller Marcelo Ebrard bautizó como "operación rescate".

 El plan de vuelo original contemplaba regresar a México el miércoles, pero ayer el Mandatario informó que el avión tiene permiso para estar "un tiempo considerable" en el lado militar del aeropuerto de Bucarest.

 Diversas fuentes mexicanas consultadas en Rumania indicaron que la fecha de regreso aún es incierta.

 Por lo pronto, se espera que entre la noche de este martes y madrugada del miércoles (tiempo local), cruce otra familia de Ucrania hacia la ciudad rumana fronteriza de Siret.

 Con apenas unos 10 mil habitantes, Siret, al norte del país, se ha convertido en uno de los principales cruces fronterizos de las personas que huyen del conflicto con Rusia, tanto que en el lugar ya no hay habitaciones de hotel disponibles. En esa zona se encuentra el Embajador Guillermo Ordorica.

 En contraste, en la capital Bucarest -483 kilómetros de Siret- la vida se desarrolla con normalidad, sin temores por la guerra, bajo una ligera caída de nieve.

 "Estamos en la OTAN, no tenemos miedo", confió Kris, gerente de un restaurante en la zona centro.

 Lo mismo argumentó Ioan, un chofer de taxi, que presumió la adhesión a la OTAN como un chaleco antibalas y un distintivo claro del Gobierno de Vladimir Putin.

 "¿Miedo? No, ¿por qué lo debería tener? Yo hago mi vida normal", confió otro conductor.

 En la ciudad la molestia principal es por las medidas de protección por el Covid-19, pues el cubrebocas sigue siendo obligatorio en todos los espacios, los restaurantes cierran a las 22:00 horas y para entrar a lugares como centros comerciales debes mostrar tu certificado de vacunación.



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