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Bueno pa'l gym; malo para castigar

El Contralor Gustavo Alarcón, responsable de investigar y sancionar los casos de corrupción de la Administración estatal, libra a diario una dura batalla... pero en el gimnasio, y en pleno horario laboral.

Aunque su horario laboral inicia a las 8:00 horas, Gustavo Alarcón (der.) pasa gran parte de la mañana ejercitándose en el gimnasio y llega a su oficina después del mediodía. Bueno pal gym; malo para castigar

En la nómina oficial, Alarcón aparece como Contralor General con un sueldo de 105 mil 288 pesos mensuales.

Además de tener dentro de su dependencia a la Unidad Anticorrupción, a Alarcón le corresponde practicar auditorías y vigilar que la burocracia preste sus servicios con legalidad, eficiencia y honradez.

También es responsable de vigilar el cumplimiento de los Códigos de Conducta y de Ética vigentes, el primero de los cuales establece que los servidores públicos no deben utilizar los bienes que tienen asignados para fines personales.

Y aunque desde el 2 de abril del 2013 encabeza el cargo, no se conocen acciones contundentes de su dependencia en el combate a la corrupción.

Normalmente, Alarcón sale del gimnasio cerca de las 10:30 horas, pero no necesariamente se va directo a su despacho, sino que aprovecha para hacer paradas previas, como ocurrió este viernes 4 de septiembre.

Ese día, su chofer lo recogió a las 10:26 horas en un vehículo Versa de color blanco y lo llevó a una tienda de conveniencia en Gómez Morín, a una plaza comercial en Calzada San Pedro y a otro domicilio.

Fue hasta las 12:11 horas que el vehículo fue captado entrando a la sede de la Contraloría, en la Torre Administrativa.

Mientras el funcionario salía del gimnasio, EL NORTE lo buscó vía telefónica en su oficina, en donde César Ordorica, quien se identificó como su secretario particular, lo excusó diciendo que traía la agenda muy llena por la transición estatal.

"Lo que pasa es que como estamos con lo de la transición, está fuera de la oficina, va y viene, sale, trae la agenda muy llena", dijo, sin saber que en ese momento su jefe hacía compras en una tienda.

¿En la tarde como a qué horas cree que lo pueda localizar?, se le insistió.

"Eh, híjole, le digo que no tiene así la agenda establecida ahorita, porque anda con lo del cambio".

Creyendo que hablaba con una persona interesada en poner una denuncia, Ordorica sugirió que la información le fuera enviada a él en un sobre.

"Si habla conmigo es como si estuviera hablando con él, porque yo así tal cual me lo dice yo se lo transmito a él", explicó.

¿Como a qué hora se va en la tarde, para llevarle el sobre?, se le preguntó.

"¿Yo? Yo de aquí me voy como a las seis. Él yo creo que también, pero si nos citan en Palacio, pues a lo mejor nos vamos a Palacio temprano", respondió.

Luego de las 18:00 horas se intentó hacer contacto en el número de Ordorica y en el conmutador de la dependencia, pero ya nadie respondió.

De acuerdo con usuarios del gimnasio, el funcionario suele salir de las instalaciones entre las 10:20 horas y poco antes de las 11:00 horas.



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