Bueno, bueno, bueno... ¡y no contestó!
No sólo se cortó la llamada, sino que también el auricular de uno de estos teléfonos públicos quedó destrozado en la colonia Ernesto Zedillo. Aparatos que como muchos otros han quedado obsoletos y no hacen más que contribuir con la contaminación urbana y visual de la ciudad.
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