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Bonino: Boicot interno, contribuye a la derrota

La acusación del estratega político, según Ebrard, es un intento por poner en duda la historia de colaboración y lealtad que tiene con el presidente

En respuesta a una solicitud de Proceso, Marcelo Ebrard habló por primera vez sobre el episodio de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2012, conocido como “el charolazo”, y su supuesta participación en una estrategia que el consultor electoral Luis Costa Bonino define como un “boicot interno” que contribuyó de forma decisiva a la derrota frente a Enrique Peña Nieto.

Bonino: Boicot interno, contribuye a la derrota

Costa, también se negó sistemáticamente a ayudar al entonces candidato, al que incluso “le hacía desplantes, como dejarlo esperando… sin llamar para prevenirlo ni disculparse”. Marcelo Ebrard, canciller mexicano


En respuesta a una solicitud de Proceso, Marcelo Ebrard habló por primera vez sobre el episodio de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2012, conocido como “el charolazo”, y su supuesta participación en una estrategia que el consultor electoral Luis Costa Bonino define como un “boicot interno” que contribuyó de forma decisiva a la derrota frente a Enrique Peña Nieto.

La acusación del estratega político, según Ebrard, es un intento por poner en duda la historia de colaboración y lealtad que tiene con el presidente, “la cual está acreditada y fuera de toda duda”.

Costa Bonino ratificó al semanario en entrevista estos señalamientos que publicó en 2013, cuando hizo revelaciones sobre la reunión con empresarios a la que asistió junto con el cineasta Luis Mandoki el 24 de mayo de 2012, en la casa de Luis Creel, en las Lomas de Chapultepec, enviado como parte del equipo de campaña de AMLO y de la que después se divulgó un audio que lo mostró “pasando charola” a los asistentes.

El consultor uruguayo ha dicho desde entonces que lo ocurrido –que derivó en su separación como asesor del candidato– fue una trampa para sacarlo de la campaña, como parte de un sabotaje que adjudicó a colaboradores del propio López Obrador, entre los que mencionó expresamente a César Yáñez y al propio Ebrard, así como a “operadores” de éste, Adolfo Hellmund y Rogelio Jiménez Pons.

“La campaña de 2012 fue una gran campaña que debió llevar a la victoria a AMLO en ese mismo año, pero que fue autodestruida por un manejo catastrófico de crisis a partir del episodio del “charolazo”. Fue la expresión de una tensión interna en la campaña, una voluntad de destruir la campaña por dentro, que tuvo varios ensayos previos, y que en su mayoría tuvo como operadores a figuras ligadas a Ebrard. 

“También tuvo como centro de sabotajes internos permanentes a César Yáñez, quien sin embargo tenía una larga trayectoria de trabajo junto a AMLO”, dice Costa Bonino.

Adjudica a César Yáñez directamente el “manejo catastrófico” de crisis después de ese evento, que fue la verdadera razón de la derrota de Andrés Manuel López Obrador. 

EL PICHICHI

“Por lejos, para decirlo futbolísticamente, fue el pichichi de los goles en contra, en todo lo que salía mal en la campaña estaba siempre él”, señaló sobre Yáñez, actual coordinador general de Política y Gobierno de la administración federal.

Pero Ebrard, sostiene Costa, también se negó sistemáticamente a ayudar al entonces candidato, al que incluso “le hacía desplantes, como dejarlo esperando… sin llamar para prevenirlo ni disculparse”, como asegura que ocurrió en la grabación de un spot en el que saldrían juntos el actual canciller y López Obrador.

Frente a estas implicaciones, mediante un cuestionario que le fue enviado a través del área de Comunicación Social de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se dio a conocer la postura del exjefe de Gobierno capitalino.

“Por más de veinte años, Marcelo Ebrard ha sido un colaborador leal, cercano y eficiente del presidente Andrés Manuel López Obrador y su proyecto de transformación. El hoy canciller ha apoyado al hoy presidente de la república en sus dos gobiernos y cuatro campañas electorales”, comienza así la respuesta por escrito entregada al semanario.

Y continúa: “En el año 2000 Ebrard declinó su candidatura a jefe de Gobierno capitalino en favor de López Obrador, a fin de fortalecer la postulación de la izquierda, en unas elecciones que terminaron siendo muy reñidas. Durante su periodo como jefe de Gobierno, Ebrard no reconoció al gobierno de Felipe Calderón y demostró ser una continuidad probada y eficiente del gobierno de López Obrador en la Ciudad de México. En 2012, y como lo ha reconocido en más de una ocasión el propio presidente, Ebrard aceptó los resultados de una encuesta cerrada que dio como ganador a López Obrador, a fin de garantizar la unidad de la izquierda”.

En breves respuestas, Ebrard simplemente negó haber intervenido directamente o a través de operadores suyos en el “charolazo”. “Primera noticia de que las personas mencionadas (Hellmud y Jiménez Pons, este último actual director general de Fonatur) sean “operadores del canciller”, dice textualmente en el escrito entregado a este medio. 

En él, se calificó como “una aseveración ridícula y sin sustento” la acusación de Luis Costa de mostrarse reacio a 

colaborar en la campaña de 2012. “De ser así, Ebrard habría cuestionado la encuesta y difícilmente habría sido propuesto como Secretario de Gobernación por Andrés Manuel López Obrador hacia el final de la campaña”.

MENSAJE TELEVISIVO

Finalmente, Ebrard dice no recordar incidentes, como haber plantado al entonces candidato en la grabación de un mensaje televisivo. “No se tiene memoria del supuesto hecho, pero sí, en cambio, de numerosos eventos y del honor de haber sido propuesto como parte del gabinete”.

Proceso también buscó a César Yáñez mediante mensajes a su número telefónico, el martes 23. Después de admitir la posibilidad de ofrecer una entrevista, el jueves 25 contestó: “Definitivamente no haré comentario alguno”.

De igual manera se pidió hablar con el director de cine Luis Mandoki, quien a través de su asistente informó que se encuentra en posproducción de su última película y le sería imposible atender a la reportera, aunque aceptó que se le enviaran las preguntas, mismas que al cierre de esta edición no había respondido.  



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