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Aviones, un suplicio para tenistas en la era del coronavirus

Son testigos involuntarios de cómo la pandemia del coronavirus causa estragos en las aerolíneas

PARÍS.

Aviones, un suplicio para tenistas en la era del coronavirus

El estadounidense bromeaba. Pero la preocupación de deportistas trotamundos como los tenistas con el COVID-19 no es chiste. Si no viajan, no cobran.

La industria aeronáutica registró una baja del 85% respecto a hace un año, según estadísticas del sector. Los tenistas, sin embargo, no pueden darse el lujo de jugar desde sus casas. No hay partidos por Zoom.

Son testigos involuntarios de cómo la pandemia del coronavirus causa estragos en las aerolíneas. Ya se reanudaron los torneos y ellos se ven recorriendo aeropuertos casi vacíos, preocupándose por los sistemas de filtración del aire en los aviones y por evitar el contacto con otros. Los que no son lo suficientemente ricos como para desplazarse en aviones privados, dicen que los vuelos son ahora una pesadilla de gels, distanciamiento social y estrés, detrás de un tapabocas.  

La neoyorquina Kristie Ahn, quien figura 102 en el ránking femenino, dijo que en su vuelo a París no había mucha gente. Los asientos del medio estaban desocupados y los asistentes de vuelo se aseguraron de que todo el mundo tenía tapabocas suministrado por la aerolínea.

De todos modos, trató de evitar el contacto con otros. “Tenía la nariz cubierta todo el tiempo, me desinfectaba las manos, no me tocaba la cara”.

“Es muy estresante viajar. Hago todo lo posible para estar a salvo y no representar un peligro para los demás”, expresó. “Pero es una responsabilidad compartida: Los demás también deben cuidarse, y a veces no lo hacen. Eso es muy frustrante”.

Petra Kvitova, bicampeona de Wimbledon, viajó en un jet privado a París.

“Es mucho más seguro”, declaró.

Zhang Shuai, quien ganó también su partido de la primera ronda, contó que de niña en China, soñaba con conocer el mundo y viajar en avión. Pero eso ha cambiado. “Ya no me gusta, sobre todo los viajes largos”.

Dice que le preocupa el contagio en los aviones y que se siente “más segura cuando veo que todos llevan tapabocas”.

Hay quienes odian viajar en avión, con pandemia o sin ella.

“Detesto hacerlo”, dijo Barbara Haas, una australiana que perdió en la primera ronda. “Lo mejor del confinamiento fue que no tuve que subirme a un avión”.



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