Anuncia mafia cese al fuego en Colombia
Instan a los criminales y guerrilleros a pacificarse
San José, Costa Rica
Consultado sobre el anuncio del Clan, hecho anoche, de que los miembros de esa agrupación que oficialmente se denomina Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) silenciarán sus armas, el ministro colombiano de Defensa Nacional, Luis Carlos Villegas, afirmó ayer que “el hecho de que no disparen es una buena noticia, pero siguen delinquiendo y serán perseguidos”.
“Cuando una persona armada decide no disparar, yo lo recibo como una buena noticia. Sin embargo, no vamos a suspender operaciones ni a bajar la guardia”, alertó el ministro, quien en septiembre pasado catalogó al clan como “la organización criminal más grande de Colombia en ese siglo”.
Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró que el anuncio del Clan es positivo, insistió en advertir que la Fuerza Pública (ejército y policía) jamás dejará de ejercer presión en contra de esa estructura criminal y aseveró que si esa organización planea someterse a la justicia colombiana “bienvenida sea”.
El gobierno está elaborando un conjunto de normas que, con carácter de urgencia, remitirá al Congreso de la República para “facilitar el sometimiento a la justicia” de redes criminales como el Clan, informó.
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Considerado como el más poderoso de los oficialmente denominados Grupos Armados Organizado (GAO), el Clan del Golfo tiene su germen en las fuerzas paramilitares que se acogieron a la desmovilización en el decenio de 2000, dispone de mil 500 a mil 900 miembros y opera principalmente en la zona del litoral Pacífico aunque con presencia en otras regiones.
En el mismo rango de GAO entran las bandas criminales y agrupaciones como “Los Puntilleros”, “Los Pelusos” y “Las Oficinas”, entre otras.
Con la firma en noviembre de 2016 de un acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las entonces guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las tropas de esa insurgencia comenzaron desde inicios de 2017 a ser desmovilizadas.
Aunque tropas disidentes de las FARC se negaron a acogerse al proceso pacificador, la fuerza central de la guerrilla abandonó zonas que controló por décadas. Ante ese vacío, grupos como AGC empezaron a ocuparlas para sus actividades delictivas—narcotráfico, entre otras—y entraron en disputas mortales con organizaciones rivales, como el subversivo Ejército de Liberación Nacional (ELN), que está desarrollando en Ecuador una negociación de paz con el gobierno colombiano.
En este escenario, el Clan invitó en su proclama a “todos los actores armados”—como la disidencia de las FARC, las bandas criminales, “Los Pelusos”, “Los Puntilleros”, “Las Oficinas” y a otras fuerzas—”a parar la violencia entre nosotros y contra la población, y empecemos a buscar mecanismos de salida para la paz de Colombia”.
Fecha. El Clan anunció en su mensaje, que difundió en su página en Internet, que a partir del 13 de diciembre de 2017 declaró un cese al fuego unilateral a propósito de la temporada de Navidad. Sin embargo, dejó sin aclarar si será definitivo o solo temporal.
“A partir de esta Navidad, en donde los corazones se llenan de esperanza por un país mejor, los colombianos merecemos la oportunidad por primera vez en la historia, a vivir en adelante sin la zozobra del conflicto armado, mientras éste se resuelve definitivamente”, puntualizó.
“A pesar de que en el momento no existe un marco normativo para el acogimiento colectivo de las AGC, continuamos comprometidos con los esfuerzos que nos permitan contribuir con una paz integral, total y duradera”, agregó.
“Continuamos comprometidos con los esfuerzos que nos permitan contribuir con una paz integral, total y duradera con el compromiso de no repetición”, recalcó, al pedir a la sociedad colombiana en general, como víctimas del conflicto armado, defensores de derechos humanos, iglesias, académicos, periodistas, medios de comunicación y a la comunidad internacional “para que verifiquen el cumplimiento del compromiso que a partir de esta declaración hemos asumido”.
El Clan sufrió este año la muerte de dos de sus principales líderes—Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, y Luis Eduardo Padierna, alias “Inglaterra”—en ataques de la Fuerza Pública y sobre su actual jerarca, Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, pesa una orden de captura de Estados Unidos con una oferta de recompensa de unos cinco millones de dólares por informes que permitan su detención o su muerte.
El Clan también registró en noviembre pasado una gigantesca pérdida de cocaína. El 8 de noviembre pasado, Colombia registró el mayor decomiso de droga en su historia con la incautación de 12 toneladas de cocaína al Clan que habría alcanzado un valor de 350 millones de dólares en las calles de Nueva York.