Como si fuese una maldición arraigada desde hace tres años consecutivos, centenares de familias de la ciudad de Reynosa perdieron parte o la totalidad de sus pertenencias patrimoniales con las lluvias del pasado martes y jueves de la semana concluida, misma que puso a prueba su perseverancia de comprobar que como cada año... la ayuda nunca llegará.
El 28 de junio de 2019, una tromba azotó Reynosa, en aquel entonces miles de familias resultaron severamente damnificadas, el epicentro de la contingencia fueron las colonias Paseo de las Flores, Unidad Obrera y 16 de Septiembre.
Para atemperar el riesgo en el futuro se planificaron drenes de contención en Paseo de las Flores y Unidad Obrera. El 25 de julio de 2020 el paso del Huracán “Hanna” puso a prueba dichas obras hidráulicas, anunciadas como la panacea que resolvería el problema de las inundaciones.
“Hanna” demostró lo contrario y las lluvias del pasado martes 6 y jueves 8 de julio ratificaron que ambas obras no pudieron contener los volúmenes de agua de 4 pulgadas en promedios, ni siquiera la mitad de las 7 pulgadas que cayeron con “Hanna” hace un año.
MISMA HISTORIA
Para la Silvia Hernández, residente de la colonia Azteca, la historia se repite como un “deja vú” que cada temporada de lluvias se recrea.
“Cuando llueve más de una hora contínua, sabemos que pronto el nivel del dren “La Escondida” que proviene de la Laguna, se desbordará y entonces habremos de enfrentar las inundaciones que aquí durante años hemos pasado”, explica con cierta resignación.
Durante el paso “coletazo” del huracán Hanna hace un año, perdió enseres domésticos y daños materiales en su vivienda, se les anunció un censo de control de daños para indemnizar, el recuento inició en agosto y septiembre, terminó el año 2020 y no llegó nada. Hoy se repitió la tragedia meteorológica y nuevamente sabe y está consciente que reclamar una compensación es hacerlo al aire, pues la ayuda oficial no vendrá, ni llegara.
Entrevistada por EL MAÑANA, admite que es mucho esperar y pedir que el gobierno los ayude, pero al menos afirma que es injusto ofrecerles una ayuda que se anuncia y promete, que de antemano intuye que no llegara.
-No queda más que hacer un recuento de lo que perdemos, recuperar lo que se pueda aprovechar y lo que no, pues volver a “endrogarse” a comprar a crédito y recuperar lo que las lluvias nos quitan, así ha sido, yo tengo 5 años viviendo aquí y lo pase en 2018, 2019 y 2020 y ahora, mire amplía su mirada y brazos hacia los daños en su vivienda, nos volvió a llover sobre mojado, ya ni lamentar, solo esperar que las lluvias pasen pronto o al menos no llueva tanto-, respira profundamente y termina la plática con el reportero para volver a sus ocupaciones de control de daños, tras el paso de un adversario al cual no se le puede vencer, solo invocar benevolencia.
Temperamento y paciencia forjada por las lluvias, enemigo del cual frente a su furia solo se espera benevolencia.