Explicó que en esa población, la depresión es una enfermedad psiquiátrica bastante frecuente, que se define como una situación afectiva de tristeza profunda acompañada de sentimientos de desesperación y desaliento.
Existen varios tipos de trastornos de humor que pueden afectarles, como la depresión mayor, estado depresivo ligero pero de larga duración y enfermedad maníaco-depresiva, agregó.
La frecuencia del padecimiento, destacó, es igual en hombres y mujeres antes de la pubertad; sin embargo, durante este periodo el riesgo de depresión incrementa en la población femenina.
A pesar de que la causa aún se desconoce, se sabe que tiene un origen biológico, en el que los genes y la influencia de experiencias que se tienen a lo largo de la vida pueden predisponer a padecer la enfermedad.
“Se sabe que la tasa de depresión es mayor entre las niñas, niños y adolescentes cuyos padres o familiares han presentado este tipo de trastorno. Pero, a veces, no se encuentran razones, y lo que ocurre es que el niño es psicológicamente vulnerable”, destacó el DIF.
Añadió que el aislamiento, malos tratos, abandono; así como una pérdida significativa en la familia, problemas serios de atención, aprendizaje o ansiedad incrementan el riesgo de sufrir este padecimiento. También el abuso de sustancias con frecuencia acompaña o precede a la enfermedad.
Indicó que menos de la mitad de niños y adolescentes reciben un tratamiento adecuado debido a que los cuidadores primarios subestiman la intensidad de la enfermedad en los menores de edad.
“Es un problema relativamente frecuente pero que con el correcto enfoque y tratamiento tiene buenos resultados. El trabajo coordinado con los cuidadores primarios es esencial para conseguir solucionar el problema”, finalizó.