No hay quizás ciudad más romántica en el mundo que Venecia. Y es que la capital de la región del Véneto, al estar construida sobre más de 100 pequeñas islas en una laguna del Mar Adriático parece estar suspendida en el agua, lo que le confiere un encanto único. Mismo que, a pesar del tiempo, permanece intacto. Y lo que es más... se acrecienta día a día.
BARROCO Y BIZANTINO
Llamada Serenísima República de Venecia desde el siglo siete hasta 1797, debido a su plácida belleza que se manifiesta a través de sus intrincados canales, las cúpulas de sus iglesias y la mezcla de estilos que predominan en la ciudad, sobre todo el barroco y el bizantino, sigue siendo hoy una joya para el viajero mundial.
Su encanto radica precisamente en que es única y singular, por lo que hay recorrerla, sin prisas, a pie y sobre todo en los meses de otoño, cuando los turistas no atascan los típicos vaporettos o barcas comunales para transportarse, y uno puede admirar el arte que habita en cada rincón, en cada calle, en cada canal, en cada jardín y en cada recoveco del destino.
¡BUEN PROVECHO!
Al estar cerca del mar, todas las delicias llegan directo de los pescadores a las mesas de esta ciudad. Casi cualquier trattoria ofrece platos típicos como el spaghetti con almejas o el risotto con sepia.