Por Elena Castillo
Hoy es el Día del Abuelo, por tal motivo, el pasado lunes 26 de agosto y por iniciativa de una televisora local, la maestra Mercedes Varela, fue invitada a celebrarlos con antelación en la Casa Hogar del Adulto Mayor. Fue así como se dieron cita a las 16:00 horas para llevarles alegría con la música, cortes de cabello, regalarles libros y desde luego a leerles.
La escritora y promotora de lectura, en entrevista con EL MAÑANA DE REYNOSA nos cuenta lo satisfactoria que fue esta visita y una gran lección de vida. Recordó otra que años atrás hizo al CEDES, a donde dijo, llegó con muchas reservas y casi temor por las historias que se cuentan y salió llorando al despedirse de todos esos hombres que quedaban encerrados en ese reducido espacio y que por un momento se habían sentido libres a través de los textos compartidos.
LE INYECTAN POSITIVISMO
“Cuando llegué a la Casa Hogar, mi percepción cambió, esperaba un lugar triste y deprimente y era todo lo contrario. La sonrisa del “Abogado”, así se presentó, me dio la bienvenida, lo confundí con un funcionario del lugar, bien vestido, elocuente y hasta podría asegurar que perfumado. Me invitó a tomar asiento y él hizo lo propio a lado mío, palabra a palabra me sumergió en su historia de vida y me percaté que era un paciente más, terminamos nuestra conversación recomendándonos libros y autores y hablando de su proyecto de iniciar una biblioteca en la Casa Hogar. Algunos abuelitos están allí por elección, como el “abogado”, otros fueron abandonados por su familia y los más porque no tienen a nadie más. Fue una tarde de fiesta, en donde la ingratitud y el olvido quedaron atrás y disfrutaron aferrándose a su espíritu de supervivencia que los hace amar la vida, aferrarse a ella, compartiendo recuerdos con quien deseé escucharlos y corear canciones, aplaudir y echar gritos quizás evocando algún amor con la letra de las canciones de Juan Gabriel , José Alfredo Jiménez o Javier Solís.
LES LLEVA SUS TEXTOS
Yo les leí el texto de mi autoría “la tiendita de la esquina” que los hizo evocar su infancia y como corrían a pedir fiado y a pagar cuando les daban su “domingo”, alguien me recordó del “pilón” y lo que les gustaba comprar con los centavos que les daba su mamá. Al finalizar mi cuento platicamos y les dije que había llegado con mis manos llenas de libros, que se los iba a dejar para que leyeran. Un abuelito se me acercó y me dijo: ”No sé leer, fui el mayor de mis hermanos y desde niño empecé a trabajar para ayudar en la casa, no tuve tiempo de ir a la escuela, gracias por venirnos a leer”.
En ese momento quisiera haber sido una hada, para con mi magia regresarles un poco de su tiempo y regalarles algo más, quizá el suficiente para lograr sus sueños pendientes, sin duda los poseedores de esas sonrisas tan plenas, de quien tiene la experiencia de haberlo vivido todo y que aprendieron a vivir solo el día a día, se lo merecen”.
Sin duda la maestra Mercedes Varela nos deja claro que recibió mucho en su visita a estos jóvenes de corazón, quienes disfrutan y gozan cada minuto de su vida, pese a sus tristes historias.¡Feliz Día del Abuelo!