WASHINGTON, DC.- Un estudiante chino de 22 años no esperaba encontrar problemas después de que su vuelo de 29 horas aterrizó en un aeropuerto de Texas mientras se dirigía a estudiar en la Universidad de Houston.
Su documentación estaba en orden. Iba a estudiar humanidades, no en un campo tecnológico que pudiera levantar sospechas. Tenía una beca completa y anteriormente había pasado sin mayor problema un semestre en la Universidad de Cornell como parte de un programa de intercambio.
Pero el estudiante de filosofía —quien debido a la sensibilidad política del tema pidió que se le identifique únicamente por su apellido, Gu— fue detenido, interrogado y, 36 horas después, puesto en un avión de regreso a China.
También se le prohibió regresar al país durante 5 años, lo que marcó un abrupto final a su sueño de una carrera académica en Estados Unidos.
“No hay oportunidad de tener la vida que esperaba”, expresó Gu.
Es uno de un número desconocido de estudiantes chinos que contaban con permiso para ingresar a Estados Unidos y han sido enviados de regreso a China, o que han enfrentado intensos interrogatorios al momento de llegar al país, lo que ha provocado fuertes protestas de Beijing y muestra la incertidumbre como resultado de las cambiantes políticas del presidente Donald Trump.
La Casa bLanca ha cambiado rápidamente de un plan para revocar visas a estudiantes chinos a que el mismo Trump diga que daría la bienvenida a cientos de miles de ellos, en parte para ayudar a mantener a flote a algunas escuelas estadounidenses.