El propietario de Arroyo Terminals, empresa del sur de Texas, en la frontera con Tamaulipas, y uno de sus hijos irán a juicio luego de ser acusados por fiscales estadounidenses de participar en una red de huachicol mexicano.
El juez de la Corte federal del Distrito Sur en Texas, Ignacio Torteya III, determinó ayer que James Jensen y su hijo Maxwell Sterling Jensen fueran a juicio, que está programado para iniciar el próximo 14 de julio con la selección del jurado.
Aunque los acusados debían presentarse ayer, el juzgador informó que ambos se declararon inocentes el martes de los cargos de lavado de dinero y contrabando, y pidieron ser llevados a juicio.
Fiscales federales estadounidenses acusaron a padre e hijo de “comprar” combustible robado en México y luego revenderlo a clientes de ese mismo país, en un esquema que involucra al crimen organizado mexicano.
Asimismo, la defensa pidió desestimar los cargos contra de Kelly Anne Johnson y Zachary Jensen, esposa e hija de James, lo que fue aceptado, de acuerdo con registros judiciales.
El pasado 24 de abril, el caso de los Jensen se conoció públicamente luego de que el FBI encabezó cateos en los patios de Arroyo Terminals en las ciudades de Río Hondo, Los Fresnos y Brownsville, en el sur texano, próximo a la ciudad de Matamoros, Tamaulipas.
A la compañía se le decomisaron al menos 20 pipas con presunto huachicol que iba a ser llevado a México, así como papelería diversa.
El expediente en la Corte texana, que señala que la investigación inició en mayo de 2022, revela que se busca decomisar 300 millones de dólares a los Jensen, fortuna en la que hay pipas, autos de lujo, propiedades y hasta embarcaciones.
Además, en la Corte de Distrito de Utah, donde residen los Jensen, se acusó a la familia de lavar al menos 47 millones de dólares a empresas ligadas al crimen organizado en México y al contrabando de combustibles robados en el país.