Pese a los apoyos que viene otorgando el Gobierno Federal a las personas adultas mayores, y al grosor más endeble de la población en el país, se mantiene en muchas de las ocasiones a personas adultas mayores ejerciendo la mendicidad con el señuelo de que venden dulces o chicles.
Al margen de las numerosas familias en las que la mama y los hermanos se dedican a pedir en los cruceros y avenidas la dadiva después de hacer algún numero que atraiga la atención de los conductores, hay casos de adultos mayores que a diario los postran en avenidas, o calles de mayor circulación.