¿Te has fijado que constantemente te refuerzan que es fundamental hacer un método de estudio? Tú, como padre de familia, constantemente te las ingenias y te esfuerzas en hacerle todo un esquema que le permita a tu hijo fortalecer sus herramientas para que pueda aprender los contenidos.
Sin embargo, el trabajo de descubrir cuál de todas las herramientas es la mejor, es una constante búsqueda que a veces es demasiado larga. Y es que cada niño es diferente y como tal, necesita un método de estudio que se ajuste a su forma de ser.
CÓMO ELEGIR UN MÉTODO
DE ESTUDIO
La importancia de encontrar un método de estudio adecuado a la personalidad de un niño es muy importante en la etapa escolar. Sin embargo, sobre esa misma indagación también se ha podido evidenciar que este problema del método de estudio se traspasa cuando los jóvenes pasan a la universidad.
Una de las mayores dificultades es justamente descubrir cuál de todas las estrategias y dinámicas de aprendizaje sirven para enfocar la formación.
Para encontrar el mejor método de estudio tomando en cuenta la personalidad del niño, es importante presentar una serie de reflexiones sobre los temperamentos o estructuras de nuestra forma de ser e indicar aquellas estrategias de estudio que se puedan adaptar mejor según el temperamento de cada uno.
CUATRO TIPOS DE TEMPERAMENTO
SEGÚN LA FORMA DE SER DEL NIÑO
Desde hace mucho tiempo se clasificaba a las personas por estos rasgos. Hipócrates hizo la primera clasificación, según la cual los humanos teníamos dentro del cuerpo ciertos líquidos llamados humores como lo son la bilis, la bilis negra, la flema y la sangre, cuyo equilibrio determinaba el temperamento de las personas. Por ejemplo, si la flema predominaba, se decía que era una persona flemática o si bien predominaba la sangre, que era colérica.
A pesar de los avances de la ciencia, esta teoría todavía es útil para estos efectos. No lo es tanto en cuanto a la clasificación desarrollada por este griego en lo relacionado al sistema nervioso e influencia endocrina.
Los cuatro temperamentos del ser humano son: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático.
TEMPERAMENTO SANGUÍNEO
Los sanguíneos son gente muy activa, alegre. Tienen un sistema nervioso rápido, casi instantáneo y se caracterizan por ser muy sensibles. Por lo mismo, una persona sanguínea es extrovertida, casi un libro abierto. De esta forma, el método de estudio que más se ajusta al temperamento sanguíneo es aquel basado en hacerse preguntas y dialogar con otros para aprender.
TEMPERAMENTO COLÉRICO
La persona con este temperamento tiene un sistema nervioso rápido, conciso y muy irascible. Es muy ordenado y con una estructura de pensamiento tan alta que es posible que tenga muchas habilidades de liderazgo. Un elemento importante es que es perfeccionista. En este caso, por tanto, el método de estudio para el temperamento colérico se basa en la elaboración de mapas conceptuales o resúmenes planificados.
TEMPERAMENTO MELANCÓLICO
Es muy sensible emocionalmente y con una tremenda vida en su interioridad. Se dice que es el temperamento más rico de todos, dado que es el único que tiene una capacidad de reflexión muy potente que le permite analizar y descubrirse mucho más profundo que otras personas. Partiendo de esta forma de ser, aquel con un temperamento melancólico necesita un método de estudio que busque la comprensión de los contenidos y la relación de estos con la experiencia personal.