Esto se debe a que podrían sufrir de parosmia, un síntoma en el que las personas sufren de distorsiones olfativas extrañas y con frecuencia, desagradables.
Por ejemplo, en lugar de oler a limón, puede oler a col podrida o el chocolate puede oler a gasolina. Y los niños, en particular, pueden tener dificultades para comer lo que antes les gustaba.
"Se cree que la parosmia es el resultado de tener menos receptores olfativos en funcionamiento, lo que hace que sólo se puedan captar algunos de los componentes de una mezcla de olores", dijo Carl Philpott, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de East Anglia.