Al Oriente de la Ciudad de México, en un pequeño taller repostero, Henry y Alejandro le dan vida al trayecto de los Reyes Magos para llegar a Jerusalén, guiados por una estrella para llevar regalos al Niño Dios.
Semanas antes del 6 de enero inician la producción de la Rosca de Reyes. En Solley, la panadería de esta familia, cada ingrediente cuenta: huevo, harina, manteca, levadura y un toque de sal, para que esta adquiera la forma y el sabor adecuado.
Después de diez años de experiencia, el panadero Henry asegura que su labor culinaria lleva la cantidad y paciencia adecuada para entregar una rosca artesanal.
Henry y Alejandro están siempre buscando innovar en los procedimientos y recetas para hacer de este pan tradicional el motivo de que sus clientes regresen cada año.
“Hacer rosca en comparación con otros panes requiere más tiempo y paciencia: cortar el ate, el higo, las cerezas que dan color y sabor, agregar los Niños Dios bien escondidos. Les agregamos lo que nos piden los clientes, hicimos una rosca con treinta Niños Dios”, cuentan los artesanos.
Amasadas, horneadas y adornadas con mucha dedicación, estas roscas creadas en los Reyes la Paz, en el Estado de México, hacen honor a su ubicación geográfica, al nombre del municipio donde se elaboran, y al mejor regalo que se puede compartir en familia, como lo hicieran los tres Reyes Magos.
Después de diez años de experiencia, el panadero Henry asegura que su labor culinaria lleva la cantidad y paciencia adecuada para entregar una rosca artesanal
La rosca del Oriente
Después de diez años de experiencia, el panadero Henry asegura que su labor culinaria lleva la cantidad y paciencia adecuada para entregar una rosca artesanal