Un nuevo museo en Afganistán para sanar la peor guerra

Arrancará en Kabul la construcción del edificio para resguardar una de las colecciones arqueológicas más importantes del mundo

"Una nación sobrevive cuando su cultura sobrevive”. Puede sonar a sentencia manida, a eslogan de taza de café. Pero escrita en una placa a las puertas del Museo Nacional de Afganistán, un país que lleva cuatro décadas en guerra (primero contra la Unión Soviética y luego en sucesivos conflictos contra sí mismo y con intervención de fuerzas exteriores como EE UU), y que en el camino perdió buena parte de su patrimonio cultural por las luchas, los saqueadores y el fundamentalismo talibán, la frase se hincha de contenido. “El país tiene muchas necesidades imperiosas relacionadas con temas como el abastecimiento de energía o las infraestructuras... Pero luego hay otro tipo de necesidades relacionadas con los elementos simbólicos que permiten creer a un país que está avanzando, y que conllevan una mirada más a largo plazo para ofrecer un horizonte más luminoso”, explica el arquitecto Toño Foraster (Bilbao, 1968).

Foraster es el director de AV62 arquitectos, el estudio barcelonés que en los próximos meses va a acometer el proyecto de la nueva sede del Museo Nacional de Afganistán. Un edificio que volverá a reunir en Kabul la que sigue siendo, a pesar de los pesares, una de las colecciones arqueológicas más importantes del mundo, testimonio de un país que ha sido definido por los especialistas como la “encrucijada de culturas por excelencia”. Una rica combinación de civilizaciones y tradiciones religiosas conformada a lo largo de milenios como puente entre Oriente Próximo y Asia, reflejada en la colección del museo de Kabul, con más de 150.000 piezas “que confluyen entre Mesopotamia, el antiguo Egipto, Grecia, Roma, China”, explica su director, Mohammad Fahim Rahimi.

Foraster firmó con el Gobierno afgano el contrato de redacción del proyecto de construcción del edificio a finales del mes pasado, después de un pedregoso camino de ocho años. En 2012, el despacho ganó el concurso internacional organizado por el Ministerio de Cultura afgano y la Embajada de Estados Unidos en Afganistán. Su diseño, con espacios modulares, flexibles y deformables, que permiten cambiar y crecer, a base de cúpulas y patios, se impuso a otras 69 propuestas de estudios de 43 países.

Pero como las cosas no son ni rápidas ni fáciles en un país atravesado por un conflicto que la ONU ha calificado como “el más letal del planeta”. Foraster se ha tenido que ganar en estos ocho años, poco a poco, la confianza de autoridades y políticos que iban cambiando y con los que muchas veces había que empezar de cero, en un contexto bélico en el que cada movimiento, hasta el más básico, encierra enormes dificultades. “La ayuda de la Embajada española en Kabul, a la hora de alojarme y ayudarme a desplazarme durante las visitas, ha sido fundamental”, dice Foraster.

En 2020 el proyecto ha entrado en la pista de despegue. Tras los ocho meses de redacción y la licitación de las constructoras —en la que AV62 también echará una mano—, comenzarán por fin las obras que se completarán, previsiblemente, en un plazo de entre dos y tres años.


Esculturas de estuco procedentes del yacimiento de Hadda (en torno al siglo I) en proceso de restauración.