El triunfo del amor en la nueva literatura juvenil

Autores, editores y expertos celebran grandes avances de los romances para adolescentes en igualdad e inclusividad, pero alertan sobre la resistencia de ciertos enfoques abusivos, en un debate en la feria de Bolonia

A unas las arrastró por el pelo algún cavernícola o vaquero. Otras fueron encerradas en una torre, hasta la llegada del salvador. Las besaron cuando estaban dormidas, las prometieron al luchador más hábil o las amenazaron por una minifalda o una sonrisa. Una y otra vez, a lo largo de los siglos, les repitieron la misma explicación: “Es por amor”. Él lo juraba. Libros y películas lo idealizaban. Debía de ser normal. Bonito, incluso.

¿Todavía? Hace unos días, a Silvia Martelli le invadió la sorpresa. “Mis alumnas me desvelaron que existe una literatura que arrasa entre adolescentes, con elementos modernos, pero con los ingredientes románticos tradicionales: el amor como objetivo de la vida y el hombre como caballero valiente que salva a la chica, la protege y le da un futuro”, relata esta profesora italiana de Secundaria. Justo lo contrario a lo que ella reivindica con proyectos volcados en inclusión y respeto. El choque de ideas daría para un buen debate en el aula. Martelli lo renovó este martes en la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia, la mayor del sector, como invitada a la conferencia Contar el amor. Pero, en realidad, el asunto va más allá: afecta a toda la literatura para jóvenes. Y se diría que a cualquiera. Porque en juego están sentimientos, identidad, feminismo, cultura, millones de euros. En resumen: cómo nos queremos.

“Se ha ampliado el abanico de formas de amar representadas en la ficción. Se ha dado voz a historias que no tenían espacio y eso tiene implicaciones a muchos niveles. Por otro lado, encontramos relaciones muy disfuncionales en algunos de los libros más vendidos, donde se normaliza el abuso de poder, la cosificación de la mujer o la idea de que ‘el amor lo puede todo’, incluso cuando daña”, argumenta Beatriz Esteban, psicóloga y autora de novelas para jóvenes como Si vuelve el invierno o Donde no haya niebla. Todos los entrevistados coinciden en los pasos adelante: el chico hetero ya no es la estrella polar de los romances literarios adolescentes. Ni del mundo. Los libros parecen avanzar junto con la realidad: las protagonistas independientes, se incluyen relaciones y géneros más fluidos, se afrontan abiertamente acoso, abusos y violencia. El enorme mostrador dedicado a la saga Heartstopper, de Alice Oseman, en Bolonia sirve como indicio para desmontar el viejo teorema de que “lo diverso no vende”. Al revés.


Imagen de la adaptación cinematográfica de 'Fabricante de lágrimas', la novela juvenil de Erin Doom.