‘Krazy Kat’, el gato que cambió la historia del cómic

Michael Tisserand, biógrafo del dibujante George Herriman, repasa la historia de una obra que revolucionó el género e influyó en Walt Disney, Jack Kerouac o Art Spiegelman y hasta fue pionera en usar la palabra “jazz”

Krazy Kat llegó en 1913 para cambiar la historia del cómic. Las viñetas, publicadas hasta 1944 en el periódico New York Evening Journal, contaban la tormentosa relación entre un gato despreocupado y con frecuentes cambios de sexo llamado Krazy y un ratón permanentemente enfadado llamado Ignatz.

El ratón despreciaba a Krazy y no perdía ocasión para lanzar ladrillos a la cabeza de su pareja de aventuras.

Aunque este interpretaba esos ladrillazos como una muestra de cariño. En esa aparentemente vacua relación sentimental había un trasfondo irónico sobre cuestiones de la sociedad estadounidense del momento.

En 1924, el crítico Gilbert Seldes la calificó como “la obra de arte más divertida, fantástica y satisfactoria producida en Estados Unidos hoy en día”.

EL MEJOR DEL SIGLO XX

Y, años más tarde, la prestigiosa publicación estadounidense The Comics Journal eligió Krazy Kat como el mejor tebeo del siglo XX. En septiembre, el sello La Cúpula lo editará en España.

Su autor, George Herriman (Nueva Orleans, 1880-Los Ángeles, 1944), fue una persona enigmática, que creció en una familia atravesada por diversas identidades raciales que marcaron su vida y su trabajo.

Fue uno de los pioneros en la incorporación del cómic a la prensa escrita, que tuvo un notable éxito e incrementó las ventas de periódicos a partir de la primera década del siglo XX.

  • En ese contexto sus tiras alcanzaron popularidad por su tono directo e irreverente. “Inventó un nuevo lenguaje”, asegura en un bar de Nueva Orleans el escritor Michael Tisserand, que en 2016 publicó Krazy. George Herriman. A Life in Black and White (Harper Collins), una detallada biografía sobre el autor que recibió alabanzas por parte de la crítica.

La cita con Tisserand (Indiana, 59 años) es en un café del barrio de Treme. El colorido local está situado en la misma calle donde nació y vivió hasta los 10 años George Herriman. Llegar hasta él es sencillo porque dentro de los ambientes culturales de la ciudad se conoce todo el mundo, con independencia de la materia que desarrollen. Tisserand es profesor de la Universidad de Minnesota y combina su vida laboral con frecuentes visitas a Nueva Orleans, donde vivió y mantiene profundos lazos, incluido su propio grupo de desfile en Mardi Grass.

Entre sus libros, ninguno de ellos publicado en España, figuran también The Kingdom of Zydeco (dedicado a un género musical propio de esa zona del sur de Estados Unidos) y Sugarcane Academy (un trabajo colectivo sobre las consecuencias del huracán Katrina).

Michael Tisserand es un tipo amable y sonriente. Un apasionado de Krazy Kat que disfruta explicando que el café donde nos encontramos está muy cerca de donde nació Herriman. “Su obra no se puede entender sin su infancia en Treme hasta que se traslada con su familia a Los Ángeles”, cuenta entusiasmado. El primer barrio afroamericano de Estados Unidos dejó una importante impronta en el carácter y el trazo del autor de Krazy Kat, que creció en una familia mestiza criolla y que plasmó esa atmósfera en sus viñetas, en un tiempo donde el racismo y la segregación eran asfixiantes. “No se puede explicar su trabajo, su uso de los colores, incluso su visión sobre cuestiones como la raza y el género, sin tener en cuenta que era de Treme”.

En octubre de 2017 el Museo Reina Sofía expuso parte de la obra de Herriman y Krazy Kat. Entre las referencias de la exhibición estaba el libro de Tisserand, un trabajo indispensable para conocer a uno de los artistas más importantes de la historia del cómic. Un trazo y unos diálogos que también cautivaron a algunos de los mejores dibujantes posteriores, como Elzie C. Segar, creador de Popeye, el célebre Walt Disney, el contracultural Robert Crumb o el totémico autor de Maus, Art Spiegelman.

“Herriman es realmente el padrino de la novela gráfica moderna. Spiegelman se refiere con frecuencia a su deuda con Krazy Kat, igual que le ocurrió luego a Calvin y Hobbes, cuyo creador, Bill Watterson, ha reconocido una profunda influencia de sus viñetas”, señala Tisserand. Pero también la obra de Herriman fue una inspiración para escritores como Amiri Baraka, Langston Hughes o Jack Kerouac. Mientras bebe una enorme taza de café, el profesor aborda dos puntos para él cruciales con relación a la obra del autor de Krazy Kat. “George Herriman fue muy activo en cuestiones que hoy son muy actuales. Su familia no provenía de la esclavitud, pero tampoco tenían los mismos derechos que la gente blanca por ser criollos, y en ese contexto su uso del blanco y negro y del color en las tiras o la ambigüedad sexual de sus personajes son toda una declaración cargada de sentido”.